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C4 Cap 3

Parecía la reunión de un salón de caballeros, todos bien vestidos, de saco y corbata, aunque a algunos se les veía en el cuello los tatuajes, y eso sorprendió a Lot al entrar a la sala. Lo sorprendió porque no eran tatuajes comunes, era de temática gótica, uno en especial, se trataba de los ojos demoniacos y posesos de lo que parecía ser un ángel.

—Hermanos, es hora, llegó el momento para adorar a nuestro dios todopoderoso, el día de hoy tenemos la presencia de alguien especial, se trata de la pareja, de quien en vida fuera, Martha. Este es su legado, nos dejó con la sorpresa de un gran legado, alguien que sabe de artes y letras. Es hora, levantémonos y vamos a lo nuestro.

Los hombres salieron del salón y se dirigieron a otra sala, una sala que estaba cerrada por una puerta, e Isidoro después de batallar con el candado para abrir, les dijo a los demás que pasaran. Los hombres se quitaron los sacos de diversos colores y mostraron sus tatuajes. Luego procedieron a colocarse una manta que cubría sus espaldas, detrás, había un símbolo, era el símbolo de Tenebrarum, unas manos con ojos y alas que sobresalía entre ambas manos. Como era la primera visita de Lot, no le dieron ninguna manta, y los demás hombres se posicionaron en fila, mientras Isidoro tomó un libro enorme. Parecía un libro medieval, con fajas y cubiertas de cuero, en la portada se divisaba el mismo símbolo que tenían las mantas: el símbolo de Tenebrarum.

—Hermanos, presentamos hoy, ante la presencia de nuestro dios todopoderoso, a Lot Barrio.

Los hombres unieron sus palmas y empezaron a elevar plegarias en un idioma desconocido para Lot. Aquella atmósfera, y aquella escena, perturbó tanto a Lot, porque pensaba en su novia fallecida, pensaba en Martha, no sabía cómo había llegado a este punto de quiebre, es decir, desconocía las verdaderas intenciones para congregarse con unos tipos que parecían estar llenos de desvaríos. Sin embargo, se lo tomó seriamente y dedujo que el ritual podría encontrarse con sus respuestas y se dejó llevar.

—Eleven sus voces, hermanos, eleven sus voces y adoren a Tenebrarum.

Isidoro se acercó a Lot para tomarle la mano y con un cuchillo cortó su palma.

—Ahora, en tu mano hay un ojo, el ojo sagrado de Tenebrarum, que vigilará tus andanzas.

Lot pensó que era una herida superficial, ni siquiera se opuso, pero al ver la palma de su mano, vio aquel ojo, un ojo que palpitaba en su mano. Era el ojo de Tenebrarum, uno de sus tantos ojos, que ahora cuidaría las sendas de Lot hasta la eternidad.

Los hombres cerraron sus palmas al unísono, el ruido se volvió ensordecedor, y pronto, Lot se rindió ante la sensación de oscuridad, esa oscuridad que siempre pensó habitaba en él, ahora se manifestaba en su cuerpo. Empezó a convulsionar, y su mano cubrió su rostro, mostrando a los demás el otro lado de la mano, donde también había un ojo.

—Hermanos, Tenebrarum ha elegido a este hombre como un ser digno de ser habitado. Ríndanse ante el poder del señor de las tinieblas.

Lot tenía los ojos en blanco, y las convulsiones eran cada vez peor, su rostro cubierto por la palma de su mano, y de rodilla, también elevó una plegaria, pero una voz distinta, era la voz de un guardián de Tenebrarum que se manifestó en la voz de Lot.

—Hasham malek hasham malek brarum tene brarum.

—Tenemos la presencia de un guardián del paraíso. Iralek mana mene kol?

Isidoro preguntó a la voz cuál era su nombre.

—Brarum escud brarum escud.

—El guardián dice que es el escudo de nuestro dios.

Lot quedó tendido en el suelo.

Minutos después se despertó en su cama, pensó que todo había sido una pesadilla, sin embargo, sintió en su mano el ardor de la herida que le causó el corte. Algo había pasado, y Lot se levantó de la cama escuchando algunas voces en un idioma que desconocía.

—Tana melek tana brarum tene brarum…

Aquellas voces múltiples repetían lo mismo una y otra vez.

Lot se acercó al lavamanos, abrió la llave y se vio al espejo. Y se revelaron los guardianes de Tenebrarum, eran monstruos con espada y escucho medievales, parecía hombres de guerra, sin embargo, sus manos, al igual que la de Lot, también tenían un ojo encendido en llamas.

—Soy tu dios, no temas, levanta tu rostro que adoras a un dios, al único que lucha en las tinieblas para llevarles el paraíso a sus discípulos —dijo una voz que hablaba entre gruñidos.

Lot miró al espejo, y observó que su boca seguía moviéndose aunque lo no sintiera que su mandíbula lo hiciera. Unas llamas verdes salían del ojo que sobresalía de su mano.

—No temas, hijo mío, estás a salvo, estás en el paraíso, uno que he creado con todas mis fuerzas, para todos mis discípulos fieles.

Lot no se atrevía a preguntar acerca de Martha. Pero, Tenebrarum podía leer sus pensamientos ahora que estaban enlazados.

—Hijo, pregunta, no tengas miedo, pregunta por Martha, ella está aquí, sirviendo para la eternidad.

—¿Dónde está?

—Aquí, hijo, en el espejo, observa y mira a tu amada, que ahora es una servidora, y también te cuida desde el otro lado de la eternidad.

—¿Martha? ¿Me escuchas?

—Ella no te escucha, por ahora, pero si sigues los pasos para entrar al paraíso, podrás verla algún día, te lo juro por mi poder y sabiduría, te juro que volverás a verla.

—¿Martha? ¿Me escuchas?

—Ve a la cama, duerme, hijo mío.

Lot cerró los ojos por un momento, y la alarma sonó tal como cualquier día. Como era lunes, debía ducharse, vestirse y llegar a tiempo al trabajo. Vio la herida de su mano, no parecía de gravedad, apenas una pequeña cicatriz. Se miró desnudo frente al espejo, no había ningún rastro de aquel encuentro, solo su cuerpo delgado, y la incertidumbre de encontrar lógica alguna a todo lo que había vivido en pocos días.

Como la herida estaba en su mano, se dio cuenta que de verdad todo lo sucedido, era la verdad que tanto había esperado, esa que le diría por qué Martha se fue de este mundo. Las únicas razones era que había dejado este mundo por Tenebrarum, eso le tenía bien claro, sin embargo, algo oculto había en toda su decisión, algo que, Lot, debía averiguar. La misión encomendada era seguir los pasos que le aseguraran un lugar en el paraíso de Tenebrarum, un lugar prometido para sus fieles discípulos. Por ahora, Lot debía pensar qué pasaría si revelaba todo esto a la gente. De inmediato, un haz de fuego volvió a presentarse luego que ese pensamiento cruzara por su mente.

El fuego en forma de esfera y de color verde, habló.

—De todos los temores y la ignorancia, la traición es peor, ya conoces la verdad, no temas, escucha mi palabra, presta atención a mi sagrada palabra.

Aunque se hacía tarde, Lot prestó atención a las palabras que se escribían en el espejo.

—La traición es la muerte, la traición es la muerte, la traición es la muerte…

Se repetía en una escritura encendida en más llamas, y el corazón de Lot se apretujó.

—El día que traiciones a tu dios, morirás de un paro orgánico total. No tendrás tiempo de pensar, pero en nombre de mi paraíso y todos mis discípulos, caerás y me reiré de tu desgracia, has jurado obediencia, entonces demuéstralo.

Lot dejó de ver al espejo, y se dio una ducha. Aquellas voces dejaron de sonar, y volvió a la realidad de siempre, pero con pensamientos más oscuros que antes, pensamientos que solo un ser tan derruido por el tiempo como Tenebrarum podían existir en la mente de un joven atormentado.

Después de alistarse para ir al trabajo, Lot volvió a ver su mano, y la cicatriz estaba ahí, eso le aseguraba que nada de lo pasado era provocado por sus delirios, sino porque realmente había sucedió algo más allá de su comprensión.

Salió de la casa, y caminó hacia la bahía, donde esperó el autobús y minutos de después abordó medio de transporte colectivo. Pagó los dos pesos del viaje, y como iba lleno, permaneció de pie, y esperó llegar al edificio donde trabajaba. No quería enfrentarse a las horas laborales, pero era lo que estaba en su destino para sobrevivir el día a día. Pero algo le decía que dejara el trabajo, era Tenebrarum, haciéndole sentir corazonadas, porque en el trabajo lo esperaba su supervisor, quien había leído el reporte del psiquiatra:

Lot, a pesar de su duelo patológico y estrés postraumático, ha decido

no continuar con el tratamiento, por consecuencia, sugiero mantenerlo bajo

supervisión, es un muchacho con muchos problemas que ha dejado pasar en

alto.

La corazonada invadió a tal punto a Lot, que decidió bajarse en la siguiente bahía, y caminó hacia un restaurante para desayunos tradicionales. Ahí, tomó un café, y se dedicó a escribir en su diario. No quería ser interrumpido, pensó en cada palabra de Tenebrarum, pensó en Martha y todo lo sucedido respecto a su muerte.

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