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C1 1

(Hace tres años)

"Eso estuvo increíble una vez más, mi amor," dijo Kristine, una de las conquistas de Logan, con voz ronca.

Él terminaba de subirse la cremallera del pantalón y ella de abotonarse la blusa cuando escucharon unos golpes. Logan frunció el ceño, consciente de que no debería estar en esas en su oficina, pero su vigor no le dejaba otra. Kristine había llegado con su atuendo provocativo de siempre y lo demás ya era historia. Lo que realmente le atraía de ella era que, más allá de ser sexy, sabía cómo complacerlo en la cama. No era especialmente hermosa, pero eso era lo de menos para él; si cumplía con sus deseos, eso bastaba.

"¡Apúrate! ¡Métete en el baño y no salgas hasta que yo te lo diga!" ordenó al escuchar una voz femenina seguida de más golpes.

"¡Darrin Logan! ¡Abre esta puerta!" La voz de su madre sonaba exasperada.

Logan soltó un improperio mientras apremiaba a Kristine a esconderse en el baño. Iba a tener problemas, sin duda, cuando su madre descubriera en qué andaban. Con un suspiro resignado, se ajustó la corbata, estiró los músculos de los hombros y finalmente abrió la puerta de su oficina.

El rostro de su madre mostraba un ceño marcado y lo miraba con ojos entrecerrados.

"¡Madre! Qué grata sorpresa. ¿Por qué no me avisaste que vendrías hoy?" preguntó con una sonrisa, antes de darle un beso en la mejilla.

Tuvo que agachar la cabeza y adelantarse para alcanzar la mejilla de su madre, quien a su vez tuvo que inclinar un poco su rostro. Al igual que su padre, Logan era muy alto, superando los dos metros, mientras que su madre era de estatura pequeña. La mirada de ella recorrió la estancia.

"¿Has estado trabajando mucho, Darrin? Espero que no estés haciendo lo que no debes, y sabes bien a qué me refiero, ¿cierto?" Isabelle inquirió con un deje sarcástico en su voz.

Se pasó los dedos entre el cabello intentando sonar casual. La lengua de su madre se afilaba como un cuchillo cuando estaba molesta. Isabelle Contrero era como un plato agridulce, una mezcla de sabores intensos. Incluso su padre optaba por el silencio cuando ella se irritaba. Ella lo enfrentó con los brazos cruzados y una ceja arqueada, fulminándolo con la mirada.

Carraspeó. "Mamá, tengo que revisar unos documentos para la presentación de más tarde, pero puedo hacer un hueco para invitarte a almorzar temprano," propuso con su voz seductora y persuasiva.

Por lo general, su encanto surtía efecto, siendo el benjamín de los tres hermanos. Eran trillizos. Esperaba que ella aceptara para poder escapar pronto, pues no se fiaba ni un ápice de Kristine. Temía que ella saliera del baño y se mostrara. Los ojos de su madre se habían estrechado y no le respondió. En vez de eso, se dirigió a su escritorio, tomó un bolígrafo y se agachó para recoger algo del suelo. Él no pudo contener una palabrota.

"¿Estás revisando documentos o inspeccionando a alguna mujer?" inquirió ella con ira, balanceando el bikini de Kristine en el bolígrafo.

"Ma..."

"¡Eso es, Darrin Logan Contrero! ¡De verdad no comprendo por qué dejaste ir a Annessa! Es inteligente y tan dulce. ¡Es mucho mejor que cualquier otra de tus conquistas! Desperdiciaste la oportunidad de estar con una mujer decente y hermosa. No entiendo qué te pasa por la cabeza. Tu padre y yo siempre hemos hecho lo posible por orientarte a ti y a tus hermanos, especialmente a ti, el más pequeño. ¡Realmente eres una decepción! De ahora en adelante, tu hermano mayor Dylan se encargará del nuevo resort en tu lugar. Eres un irresponsable y no quiero confiarte semejante responsabilidad. ¡Vete de vacaciones largas antes de que arruines nuestro negocio!"

(En la actualidad)

"¡Oye, hermano! ¿En qué piensas? ¡Has estado tan callado! Cuando te pones así, nos preocupa que estés maquinando algo", bromeó Simón, uno de sus mejores amigos.

Logan se limitó a sonreír y siguió bebiendo. Estaban en la fiesta de Heidi, la hermana de Simón. Logan acababa de regresar de Estados Unidos, donde pasó tres años como parte de su "rehabilitación", como lo llamaba su madre. Podría decirse que en ese tiempo cambió mucho. Como parte de su sanción, ayudó a su abuelo materno a gestionar su empresa. El padre de su madre tenía spas y restaurantes en California que manejaba junto a su esposa Mary Dury, y valoraron mucho su ayuda.

Pero la decisión de volver a su país natal fue suya, no de su madre ni de sus abuelos. Era el momento de regresar, consciente de su cambio positivo. El despreocupado Darrin Logan Contrero había quedado atrás. Su madre ya no podía tacharlo de irresponsable. Ahora era más serio en todos los aspectos, ya fuera en el trabajo o fuera de él. Su rehabilitación le había enseñado mucho. Su hermano Dylan ya no podía encargarse de los resorts y hoteles familiares, pues él y su esposa habían emprendido un negocio en el extranjero. Su padre se había retirado y prefería disfrutar de su tiempo con su madre, convirtiéndose solo en su asesor. Su hermana mayor, Danica, no mostraba interés en los negocios familiares; estaba más enfocada en la repostería y sus pastelerías iban viento en popa. Así que la responsabilidad recaía en él. Estaba convencido de que esta vez no los defraudaría. Tenía muchas razones para volver, pero la principal era una mujer: su Annessa. Había llegado el momento de regresar por ella. Le había dado suficientes años para madurar y ahora era el momento de reclamar lo que le pertenecía.

"¡Oye, hermano! ¡Tienes que ver esto!", exclamó Simón, dándole un codazo en el costado.

Con el ceño fruncido, giró su atención hacia aquello que observaba. No pudo contenerse y soltó una mala palabra al ver a quien tenía enfrente.

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