Serendipia/C7 Capítulo 7
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C7 Capítulo 7

Gustavo agachó la vista ante Valeria que salía de la habitación todavía en pijamas; no podía entender lo que le sucedía, era como si de un momento a otro desconocía a Laura o si la muerte de su madre y lo que su padre le decía le habían quitado la venda que le impedía mirar lo que sucedía en su relación. Miró el teléfono con la intención de llamarla y pedirle perdón, reconocía que había sido injusto y que no debió responderle de esa manera, sin embargo aquella sensación de frustración lo limitaba, se quedó pensando un buen rato, detenido, absorto, pensando en que su vida era ahora muy distinta, había pasado solamente una noche en aquel hogar pero sentía que aquello era lo más bonito que hasta ahora le sucedía.

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¿Te quedaste mudo, hermano?- Le dijo riéndose su hermana Valeria quien llevaba hablándole un buen rato y que él por su reflexión la había ignorado

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No, no, Valeria, solo estaba pensando, disculpa ¿Qué me decías? – Le contestó avergonzado

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Pregunté qué te sucede ¿Estabas peleando con tu novia?- Mencionó Valeria con la intención que le contara; ella era muy curiosa y al escuchar la voz llena de tensión de Gustavo mientras hablaba, se había pegado a la puerta para poder escuchar, por eso ahora quería saber lo que realmente sucedía. Era muy carismática, alegre, bastante joven, tenía tan solo veinticuatro años, igual que Clara.

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No es eso, chiquita, solo que algunos asuntos se han cambiado luego de la muerte de mi madre- Le respondió mientras bajaba la mirada.

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¿Asuntos? Mi padre dijo que vas a casarte- Comentó

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Ya no estoy seguro de eso- Musitó

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¡Caramba! Un novio arrepentido- Gritó Valeria, riéndose

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Shhh, no comentes nada, que no quiero dar más problemas en esta casa- Le dijo Gustavo en tono bajo.

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¿Tú estás triste por la muerte de tu madre o porque ya no te quieres casar?- Preguntó, insistiendo para que Gustavo le contara la verdad.

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La muerte de mi mamá me ha dejado estancado, quieto, sin ninguna salida- Contestó mientras se sentaba, Valeria se ubicó a su lado para darle apoyo.

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Ay, qué duro debe ser eso, hermano. Yo nunca te había visto, sin embargo sabía algunas cosas porque mi madre se ha autocastigado pensando en ti, aunque nunca me mostraron siquiera una foto tuya; pero ahora estoy feliz, porque estás aquí y aunque yo sea menor tan solo cuatro años- Dijo mientras se ponía las manos en la cara y se reía avergonzada. Perdona- Continuó. Es que siento pena, dado que pienso que cuando yo nací tú ya existías y nunca he comprendido cómo mi padre tuvo esa doble vida, en fin te decía que a pesar de eso quiero que me perdones si mi existencia en algún momento te hizo daño y que cuentes conmigo para lo que necesites- Concluyó abrazándolo

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Yo también quisiera comprenderlo, muchas veces vi a mi madre llorar pero jamás me reveló la verdad fue hasta ahora que murió que lo supe, pero eso no debe importarnos, hermanita, no tengo nada que perdonarte, ninguno de los dos tiene la culpa, te diré lo que mi padre me comentó, él dice que a veces las cosas suceden sin que uno se lo espere, él creyó que mi mamá era su todo, sin embargo cuando vio a Alina la vida se le volcó de momento y fue hasta entonces que descubrió lo que realmente era el amor, ese que llega de golpe sin preguntar, solo aparece y te bota y te cambia todo- Dijo Gustavo emocionado

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Oye, yo no creo en esas cosas del amor, me parece fantasioso, pero lo dijiste de una forma que me contagió ¿Tú sientes eso por tu novia?- Preguntó

En ese momento a Gustavo se le fue la sonrisa, bajó de nuevo la mirada mientras ordenaba las ideas con las que respondería.

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La quiero- Expresó a secas

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¿Y cómo se llama?

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Laura – Dijo

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Ay, qué bonito nombre ¿Me vas a invitar a tu boda?- Continuó interrogando

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¡Claro! ¿Y por qué dices que no crees en el amor?- Preguntó Gustavo para evadir el tema

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Porque no me ha llegado así como tú dices, además he visto sufrir a mis amigas por eso, entonces prefiero evitarlo, me gusta estar sola y ser libre sin tener que andar lloriqueando en cada esquina esperando una llamada- Le contestó riéndose. Valeria nunca se había enamorado, estudiaba con Clara, ambas querían ser chef y montar un restaurante, su amistad era única solo que Clara no tenía recursos económicos y por eso trabajaba vendiendo comida y refrescos, ella en cambio solo se dedicaba a estudiar pues su mamá le daba todo lo necesario y a veces ganaba dinero elaborando uñas acrílicas.

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Algún día encontrarás a alguien de quien no podrás escapar- Le dijo Gustavo advirtiéndole. Del amor nadie se salva.

Ambos se estaban conociendo y aquella conversación había sido suficiente para saber que serían buenos hermanos y amigos, estuvieron conversando un buen rato hasta que Valeria observó el reloj y supo que se le hacía tarde para hacer el almuerzo.

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Gracias por ayudarme con la limpieza, Gustavo, ahora solo debo hacer lo que comeremos hoy, ya sabes soy la chef de esta familia- Expresó contenta mientras se levantaba del sofá y se dirigía a la cocina.

Gustavo volvió a su realidad, recordó lo que Laura había mencionado en la llamada, sacó rápidamente su teléfono dispuesto a leer el mensaje del que le había hablado y se fue de espalda cuando vio la fecha de la boda, la cara se le puso blanca del asombro, sintió las manos frías y se las colocó en la boca, conmovido no supo cómo actuar, la situación se había salido de sus manos, se sentía frustrado, molesto, deseaba no sentir enojo con Laura pero era inevitable, se culpó por no responderle, por no aclararle y hacerla entrar en razón para que entendiera que la boda debía posponerse por más tiempo, reconocía también que Laura estaba siendo egoísta con su situación aunque quiso entenderla dado que él le había propuesto matrimonio desde hace mucho tiempo y que siempre le evadía el tema. Desesperado intentó llamarla para llenarla de reclamos y de esa manera evitar lo que había hecho, no obstante se contuvo cuando sonó el timbre.

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Hermano, abre, por favor- Le gritó Valeria

Tras la puerta la mujer hermosa y morena con la misma sonrisa del día anterior, la cara le cambió de color y la frustración que sentía se le desapareció de momento, nervioso ante aquella mirada se quedó inmóvil agarrando la puerta, observándola como un misterio.

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¿Puedo entrar?- Preguntó Clara muerta de risa

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Sí, amiga, pasa- Gritó Valeria desde la cocina

Gustavo permanecía asombrado, avergonzado mencionó:

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Pasa

Clara ya estaba dentro de la sala y riéndose a carcajadas le dijo mientras lo miraba

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Tú sí que eres raro ¿Es costumbre tuya quedarte como bobo en medio de algún lugar? – Mencionó recordando lo sucedido en la plaza

Aquella expresión lo había dejado más avergonzado, no supo cómo disimular, lo único que se le ocurrió fue retomar su postura de joven formal y respetuoso para responder

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No, señorita, disculpe, soy nuevo aquí, permiso- Contestó mientras se dirigía al cuarto de su padre.

Clara lo observó con curiosidad, ella también se quedó detenida a media sala hasta perderlo de vista

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¿Qué le ves a ese flacuchento?- Preguntó Valeria riéndose. Apúrate ven ayúdame

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Lo raro que es- Le contestó mientras la saludaba

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Raro le queda corto, es un pirómano entusiasta- Mencionó dándole un delantal a Clara

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Si lo hubieras visto ayer en medio de la plaza buscando a don Alejandro, yo le hablé ya sabes cómo soy cuando se trata de vender y mira que coincidencia que resultó ser tu hermano.

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¡Bendito universo!- Expresó Valeria quien creía mucho en lo esotérico

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Empezaré a creer en las casualidades, ayer me tomó varias fotos ahí en el palacio, pero no me las entregó, durante íbamos en la camioneta le pregunté muchas cosas y descubrí que es misterioso; le gusta dar respuestas breves- Comentó Clara cuando se disponía a picar una cebolla.

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Pobre mi hermano, perdió a su madre hace unos días- Dijo Valeria con tristeza

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¡Dios mío! Y yo como siempre de imprudente juzgándolo- Contestó limpiándose las lágrimas

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Pero no llores, creatura- Se mofó Valeria

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Loca, es por la cebolla aunque sí me conmovió, oye, pobre flaco y me imagino no debe ser fácil venir con ese dolor a esta ciudad grande para él. Deberán acogerlo con amor para que se acostumbre a su nuevo hogar.

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No, él viene de pasadita, Clara, no se quedará aquí, vino a buscar a mi papá para que ponga a su nombre la casa en la que vivía allá en Jinotega.

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¿Cómo así?- Dijo Clara, dejando a un lado el cuchillo y dispuesta a atender a la explicación.

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Pues sí, es que la casa que tenían allá es de mi madre, sucede que mi pícaro padre estaba casado con la mamá de Gustavo mientras vivía con mi madre y ella sin saber le ayudó dándole una casa en Jinotega y ahí creció él- Contó en voz baja

Clara sintió mucha curiosidad por saber de la vida de él, pero se sentía conmovida; se quedó en silencio, dispuesta a no seguir de imprudente disimuló picando nuevamente la cebolla, Valeria tampoco habló más del tema; no quería revelar los secretos de Gustavo.

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