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Al cruzar la puerta de Jude, Pat le dijo con una sonrisa dulce, "Jude, gracias por acompañarme a casa."
Él asintió y le devolvió la sonrisa con igual dulzura. "Es un placer. Si quieres, puedo llevarte a casa todos los días," se ofreció.
"No, sería demasiado," respondió ella, negando con la cabeza.
"Patrice, estoy hablando en serio. Te acompañé hoy porque también quiero conocer a tu familia