Ex Esposo, Compórtate con Dignidad/C6 Capítulo VI: Compañero
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C6 Capítulo VI: Compañero

Capítulo VI: Compañero

Poco después, el otro representante llegó.

Era francés, con excepción de su asistente y otros dos jefes. Lu Yao vio a un hombre alto que le parecía un poco familiar, pero no estaba segura donde haberlo visto antes.

Como no era de esperar, el hombre sí la reconoció y con una sonrisa dijo: «compañera Lu Yao».

Cuando observó sus sonrientes y cálidos ojos, Lu Yao finalmente recordó quien era.

Xiang Dongnan fue estudiante de su padre y también trabajó en el tribunal, era mayor que ella. Sin embargo, su familia se trasladó a Suiza por motivos de trabajo y no regresó.

—Compañero—dijo Lu Yao, devolviéndole la sonrisa.

Como era una reunión de trabajo, no podían ponerse a charlar y recordar los viejos tiempos, solo les quedaba esperar la oportunidad para tener una conversación en privado.

Lu Yao se sentó al lado del Sr. Chen. Prestaba mucha atención a lo que decía el representante y lo interpretaba para él. Luego de que el Sr. Chen obtuviera una respuesta, ella se lo comunicaba al representante en francés.

Es algo que verdaderamente pone a prueba la habilidad auditiva. Por otro lado, cada país utiliza un lenguaje diferente, y eso probablemente afecta la traducción de un idioma a otro.

Lu Yao hizo todo lo posible para simplificar la traducción, de modo que ambos socios puedan entenderse entre sí.

A mitad de las negociaciones, todos los presentes se animaron a beber un poco de licor. Lu Yao bebía con todos en nombre del Sr.Chen. Sin embargo, como todavía no se le había ido el periodo, sentía que su rostro comenzaba a palidecer con cada sorbo frío que bebía.

Xiang Dongnan se percató de la situación y corrió a susurrarle unas palabras al representante. Poco después, los brindis disminuyeron y se pusieron a comer. Lu Yao se sentó a descansar un momento. Se sentía mucho mejor.

Al cabo de una hora y media, se cerraron las negociaciones con mucho éxito y ambos socios firmaron un contrato.

Al ver que no había nada que hacer, Lu Yao intercambió unas palabras con el Sr. Chen antes de ir al baño. Quería fumar un cigarrillo, pero descubrió que no trajo su bolso. Se lavó las manos y simplemente se fue.

Cuando llegó al pasillo, casualmente se topó con Xiang Dongnan.

Lu Yao tomó la iniciativa de hablarle primero.

—Compañero, gracias por lo de hace un momento—dijo ella.

Si no fuera por la ayuda de Xiang Dongnan, ahora mismo estaría muy borracha y probablemente vomitando en el baño.

—No hay de qué—respondió Xiang Dongnan, sonriendo ligeramente.

Al ver sus manos mojadas, sacó un pañuelo del bolsillo y se lo entregó diciendo:

—No es bueno tener las manos así de húmedas, podrías enfermarte.

Lu Yao aceptó gentilmente el pañuelo y se secó las manos.

—Solía

ver que siempre llevabas un pañuelo contigo. No pensé que aún conservaras esa costumbre—dijo en broma.

—Se volvió un hábito, además es un pañuelo limpio— respondió él.

Xiang Dongnan la siguió hasta la habitación privada, ambos caminaban uno junto al otro.

—Cuando regresé, me enteré de lo que pasó con el profesor, pero no tenía como contactarte— dijo él.

—Se lo merece—dijo Lu Yao sin expresión alguna en el rostro. —Compañero, no tienes que simpatizarte con él. Fue él mismo quien no valoró su profesión y se llenó de tanta codicia.

Xiang Dongnan suspiró ligeramente, sacó una tarjeta de presentación y se la entregó:

—Supe que el profesor aún no ha recibido su sentencia. Si necesitas algo, házmelo saber—dijo—. Después de todo, lo he acompañado por muchos años.

Lu Yao vaciló, pero aun así aceptó la tarjeta.

Había pensado en pedirle a dinero prestado cuando se lo encontró, pero dos millones no era una suma pequeña. Cabe añadir, que su padre había sido su profesor, hacer algo así no podría ser más vergonzoso.

—Está bien, si necesito algo te lo diré— dijo Lu Yao abandonando la idea de pedir dinero prestado y cambiando de tema—. Escuché que te casaste poco después de estar en Suiza ¿Cómo te está yendo?

—No tan bien—dijo con una sonrisa irónica —. Mi esposa es muy libertina, está fuera de control. Todos los días venían a buscarla tres hombres como mínimo, no pude soportarlo más y le pedí el divorcio.

Lu Yao no esperaba que la vida de Xiang Dongnan resultara de esa forma. Aún sintiéndose un poco aturdida, dijo:

—¿Y tus hijos? ¿Qué pasará con ellos cuando se divorcien?

—Tenía miedo de perder a mi hija, por lo que repartí los bienes a la mitad y obtuve la custodia de mi hija—agregó—. La he traído conmigo esta vez y planeamos quedarnos aquí por un tiempo.

Xiang Dongnan notó que Lu Yao tenía el ceño fruncido y parecía un poco avergonzada.

—Compañera, no tienes por qué sentir vergüenza por preguntarme esto, no es nada del otro mundo. Si dos personas no se llevan bien en un matrimonio, es natural que quieran divorciarse—exclamó, con una sonrisa.

Yao Lu sonrió, pero no dijo nada.

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