C7 ¿Te trajo problemas?

Capítulo 7: ¿Te trajo problemas?

Pensaba en su matrimonio con Shao Yunchen. Después de estar casados por tres años, su relación no había cambiado en lo más mínimo. Eran como dos extraños que vivían bajo el mismo techo atados a un pedazo de papel.

¿Cómo hizo para aguantar tres años al lado de un hombre tan frío, calculador y controlador como él?

Justo en ese momento, su abdomen empezó a palpitar de dolor. Su rostro se puso pálido, y sus piernas cedieron, provocando que casi caiga al suelo.

Xiang Dongnan la sostuvo rápidamente con sus manos. Al ver su pálido rostro, le dijo:

—¿Te sientes bien? ¿Quieres que te lleve al hospital? — preguntó consternado.

—Estoy bien—dijo Lu Yao, agitando las manos. Se soltó de sus manos y se puso de pie: —En realidad, siento algo de envidia. Si la pasas mal, simplemente decides divorciarte—dijo ella un poco disgustada.

—Tú y Shao Yunchen …

Aunque Xiang Dongnan no había vuelto desde hace unos años, a menudo se comunicaba con el Sr. Lu y sabía que su hija se había casado con Shao Yunchen. Se dice que él no venía de tan buena familia.

—¿Te trajo problemas? — preguntó él.

Lu Yao negó con la cabeza.

Bueno fuera que Shao Yunchen le trajese problemas, por lo menos se la pasaría molestándola todo el día. Sin embargo, apenas lograba ver su frívolo rostro una vez por semana. Era como si la palabra “familia” no tuviera ningún significado para él.

Lu Yao quería decir algo, pero cuando levantó la cabeza, vio a un grupo de personas caminando hacia ella.

Divisó a algunos hombres con trajes elegantes que parecían ser de la élite del mundo de los negocios. El que estaba por delante vestía un atuendo gris, tenía el cabello negro corto meticulosamente peinado hacia atrás. Tenía un increíble temperamento que lo hacía difícil de pasar desapercibido.

Lu Yao vio una figura delgada a su costado, vestía un atuendo muy parecido que la hacía resaltar mucho. Su piel era blanca y delicada, y llevaba una ligera sonrisa en sus labios.

Se cuerpo se paralizó por un momento. Tenía la sensación de que la mujer que ahora estaba junto a Shao Yunchen era la misma que le contestó el teléfono esa vez. ¡Definitivamente era ella!

Shao Yunchen iba acercándose y también vio a Lu Yao.

Cuando la vio ahí parada con otro hombre, frunció el ceño, como queriendo decir algo. La mujer a su costado ya había abierto la puerta, y dijo con suave voz: «Sr. Shao, adelante, por favor».

—Definitivamente es la mujer de la vez pasada, además, su voz se oye más agradable que por el teléfono—pensaba.

Sus manos apretaban fuertemente la ropa al ver que Shao Yunchen y las demás personas pasaban frente suyo sin decirle ni una sola palabra.

Ella también tenía la idea de abandonar el lugar de manera natural y despreocupada. Pero no esperaba que su abdomen de pronto comenzara a palpitar de tanto dolor, haciendo que todo su cuerpo caiga al suelo.

—Yao?

Shao Yunchen estaba entrando en la habitación, pero cuando escuchó la preocupada voz de Xiang Dongnan, observó hacia afuera y vio a Lu Yao tirada en la alfombra con un pálido semblante. Salió de la habitación y se acercó rápidamente.

«Déjala». —exclamó mientras empujaba toscamente a Xiang Dongnan para alejarlo. La sostuvo entre sus brazos y salió del hotel calmadamente.

Xiang Dongnan parecía sospechar de quién se trataba por lo que no fue tras ellos, solo sus ojos brillaron.

Shao Yunchen llevó a Lu Yao a emergencias.

Mientras esperaba, llamó a Fu Xuezi, quien estaba a cargo, para indicarle que cancele la reunión de esa noche.

Después de esperar afuera por casi diez minutos, la puerta de la habitación se abrió.

El médico se salió y se quitó la mascarilla.

—¿Es usted su esposo? — le preguntó directamente.

—Sí— asintió Shao Yunchen.

—Tiene que cuidar mejor de su esposa. Ya no le permita fumar ni beber más.

—Ella sufre de útero frío— agregó—. Si no hace unos ajustes en su rutina y cuida mejor de su salud, me temo que podría ser difícil que tenga hijos en el futuro. Le he recetado algunas medicinas, debe tomarlas a tiempo— aclaró.

—Gracias doctor— respondió.

Incluso después que el médico se fuera, Shao Yunchen aún podía escuchar las palabras resonando en su mente, mientras se frotaba las cejas.

Debido a la presión familiar, no tuvo más remedio que casarse con Lu Yao. Era obvio que él tampoco estaba contento de casarse, por lo que pidió firmar un acuerdo. Al tratar ambos asuntos por separado, esperaba que no existiera ninguna clase de enredo cuando se dé el divorcio.

Sin embargo, cuando vio a Lu Yao tan débil y enferma, sintió mucha lástima. De todas formas, ella seguía siendo una joven de unos veinte años, tenía la obligación de cuidarla un poco.

Shao Yunchen fue al supermercado del hospital en busca de unas gachas calientes.

Cuando entró en su habitación, Lu Yao apenas despertaba y parecía estar luchando por sentarse.

—¿Qué estás haciendo? —exclamó Shao Yunchen.

Se acercó y se colocó las gachas sobre la mesa, luego puso una almohada sobre su espalda para dejarla apoyarse cómodamente. «¿No decías que solo fumabas por diversión? ¿Cómo es que de pronto te volviste adicta?».

¿Él no se había marchado?