Ex Esposo, Compórtate con Dignidad/C9 Ponerle fin al matrimonio erróneo lo antes posible
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C9 Ponerle fin al matrimonio erróneo lo antes posible

Capítulo 9: Ponerle fin al matrimonio erróneo lo antes posible

Después de esa gran decepción, Lu Yao abandonó el hospital. Cuando llegó a casa, fue directamente a su habitación y abrió su armario con fuerza.

No trajo muchas cosas cuando se mudó al apartamento de Shao Yunchen. En menos de media hora, ya tenía dos maletas listas. Aún quedaban algunos abrigos que eran demasiado pesados, por lo que los dejó tirados dentro el armario.

Lu Yao echó un último vistazo al apartamento en el que ella y Shao Yunchen habían convivido. Parecía como si pudiera observar su sombra en cada esquina. Dejó la llave en la zapatera y empujó las maletas fuera del apartamento.

Desde que esa mujer contestó la llamada hasta la coincidencia de anoche, probablemente ella ya lo había entendido todo. Estuvo tres años intentando enamorar el corazón de ese hombre y falló, pero eso no significaba que otras no pudieran.

De todas maneras, ese matrimonio siempre fue un error ¡Mejor era ponerle fin lo antes posible!

Después de abandonar el apartamento, Lu Yao fue directamente donde su madre. Ella no quería vivir con Shao Yunchen, pero por su situación actual tampoco podía darse el lujo de vivir en un hotel.

Lu Yao tocó el timbre por largo tiempo sin respuesta alguna. Frunció el ceño y llamó a su madre.

Contestó bastante rápido.

—Mamá, ¿no estás en casa? —preguntó directamente.

—¿Ah? No, no estoy en casa. Estoy afuera haciendo ejercicio—. Dijo la Sra. Lu tartamudeando— ¿Sucede algo, querida? Si no es nada, te llamo más tarde.

Lu Yao no le creyó y aprovechó en decir:

—Mamá, ¿en dónde estás haciendo ejercicio? Voy a buscarte.

—No vengas, está muy lejos— respondió su madre.

En el momento en que la Sra. Lu decía unas palabras, Lu Yao escuchó a alguien gritándole fuertemente desde el otro lado: «Los clientes ya se fueron, ¡y tú estás aquí hablando por teléfono en vez de limpiar las mesas!

—Mamá, ¡escuché todo! —dijo Lu Yao tratando de suprimir su ira. — Dame la dirección.

Lu Yao dejó su maleta en casa de los vecinos y les entregó quinientos yuanes. Luego tomó un taxi al restaurante que le indico la Sra. Lu. Cuando ingresó en el, vio que a su madre se inclinándose para limpiar una mesa.

La esposa del primer juez en Nanacheng. Había vivido como una princesa la mayor parte de su vida, y ahora se ganaba la vida como camarera de un restaurante. Lu Yao no pudo evitar sentir un nudo en la garganta y se quedó inmóvil.

—Mamá.

—Yao, ¡llegaste! —le dijo un poco avergonzada.

Limpió rápidamente la mesa, habló con el supervisor, y luego ambas fueron hasta una esquina.

Al ver que la mano izquierda de su madre estaba roja e hinchada, agarró su brazo y preguntó:

—¿Qué es esto?

—No es nada, sólo una quemadura— respondió ella.

Aunque la Sra. Lu trató de aparentar lo mejor posible y dijo que no importaba, Lu Yao simplemente no pudo tolerarlo. La sacó del restaurante y rápidamente tomó un taxi hacia el hospital.

Por suerte, tomó la decisión fue correcta. El doctor dijo que era quemadura de 3er grado y que la piel se gangrenaría si no se curaba a tiempo.

—Mamá, ¿no te dije que te quedes en casa? —dijo Lu Yao mientras le aplicaba una pomada a su herida—Tampoco es que sea incapaz de cuidarte—agregó, con una voz entrecortada.

—Mamá no tiene nada que hacer en casa. Puedo ganar unos cuantos billetes al día si trabajo en un restaurante.

Después de decir eso, la Sra. Lu no pudo evitar quebrar en llanto.

—Si tu padre no hubiera cometido esa estupidez, nosotros aún seríamos muy felices. Ahora siento tanto miedo que no me deja dormir toda la noche.

—Renuncia. Ya no te permitiré ir a trabajar. Yo te daré dinero si no te alcanza. —dijo Lu Yao—. No importa cuán pobre sea nuestra familia, no voy a dejar que sufras así. Pensaré la forma de resolver el problema de mi padre.

—¿Cómo puedo dejar que lleves una carga tan pesada? — dijo.

La preocupación de su hija hizo que la Sra. Lu se sienta aliviada, pero al mismo tiempo también lloraba por el dinero.

—Dos millones ... Mejor dejemos que tu padre se muera en la cárcel por lo que hizo ¡No deberíamos de meternos!

Lu Yao sabía que las palabras de su madre estaban llenas de ira, pero dentro de su corazón, aún se preocupaba por su padre.

—Mamá, prometo que seré capaz de obtener el dinero a tiempo, no te preocupes.

La Sra. Lu venía de buena familia. Conoció al Sr. Lu a los 18 años y a los 20 se casó con él. Después de tener a Lu Yao, se dedicó completamente a cuidar de ella y siempre dependió de su esposo. Pero una vez que todo se fue abajo, ella entró en pánico. Por suerte, tenía una hija que manejaba todo con mucha calma.

Al escuchar las palabras de su hija, sólo le quedó asentir con la cabeza.

Después de una semana de tratamiento, Lu Yao acompañaba a su madre a salir del hospital. Tan pronto como salieron del ascensor, sucedió algo inesperado.

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