C46 Cuarenta y seis
GABRIEL
Había imaginado estos escenarios particulares con Audrey en los últimos meses en los que empezó a trabajar para mí: una Audrey muy dispuesta y extendida sobre mi cama cuando por fin reclamara su cuerpo. Sus ojos de zafiro suplicándome, su pelo cayendo sobre mi cara cuando me montaba, y esas fantasías nunca podrían compararse con la realidad