C20 El conserje
Siguió llorando durante horas, hasta tal punto que parecía que sus ojos se saldrían de sus órbitas. Pero eso no le importaba; su deseo era llorar todo lo que fuera necesario hasta que el dolor desapareciera, aunque su esfuerzo parecía inútil, pues el dolor solo se intensificaba.
Las lágrimas emborronaban su visión, impidiéndole ver cuando una mujer de mediana edad, con el cabello grisáceo