C32 Compasión reavivada
¡Ya basta! ¡Ay, ay, ay!
Ava podía oír el sonido de su propia boca tosiendo agua, estaba consciente de nuevo pero estaba débil, tan débil que le costó mucho esfuerzo abrir los ojos, pero los abrió de todos modos porque quería ver quién era; el que la había sacado de aquella agua, y el mismo que la había resucitado con su aliento. Sabía que era la misma persona porque tenía el mismo olor