Su Alfa posesivo/C8 Sorpresa de cumpleaños fallida
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C8 Sorpresa de cumpleaños fallida

La inquietud que sentía anoche sobre la sorpresa que Ray y los demás integrantes de la manada estaban preparando para ella se desvaneció, reemplazada por el intenso anhelo hacia Lucas... el anhelo que el lazo de compañeros despertaba en ella por él. Por todo lo sucedido, se había perdido su propia fiesta sorpresa de cumpleaños. En sus dieciocho años dentro de la manada, creciendo como una hija de la luna, jamás había faltado a su día especial con ellos, hasta ayer. Aunque no le entusiasmaban las sorpresas de Ray, celebrar su día especial con los miembros de la manada era un momento que Ava aguardaba con ilusión cada año. Incluso cuando el trío se mudó de la casa de la manada, ella continuó festejando sus cumpleaños con los hijos de la luna cada año; era como su Navidad personal, y lo ansiaba ayer antes de encontrarse con Lucas en ese condenado restaurante. Y ahora, había perdido todo; había olvidado su propio cumpleaños, y todo por culpa de su compañero. Y ahí estaba ella, todavía de pie en la cocina, desnuda y embarrada frente a su prometido y su mejor amigo, sin explicación alguna para dar sobre su desaparición de la noche anterior. Probablemente ambos pensaran que se había vuelto loca.

"Estamos esperando", dijo Ethan ante su silencio, claramente descontento con la situación en la que la encontraba.

"Vamos, Ethan", intervino Ray con suavidad. "Mira que está agotada y sucia. Seguro que ha tenido una noche complicada; no es justo presionarla tanto. Estoy seguro de que tiene una buena razón para haberse perdido la fiesta de anoche".

Como era de esperar, Ray nunca percibiría el lado negativo de ninguna circunstancia. Ethan bufó con desdén y se volvió hacia los platos que tenía detrás.

Ray se acercó a ella. "Venga, querida, ve a asearte y después puedes bajar a contarnos dónde has estado".

"Gracias", murmuró ella, sintiéndose culpable por haberse librado de otro interrogatorio de Ethan gracias a Ray, pero era más fuerte que ella.

Al salir de la cocina, sintió como si Ethan le taladrara la espalda con la mirada. Subió las escaleras y siguió las instrucciones de su prometido: se duchó para eliminar la suciedad acumulada en su cuerpo. Treinta minutos después, ya vestida con ropa limpia, regresó a la cocina y encontró a Ray y Ethan sentados a la mesa esperándola; su pastel de cumpleaños intacto había sido desechado junto con las decoraciones.

Tomó asiento frente a ellos y observó el rostro de Ethan, quien aún mostraba señales de enfado, aunque menos intensas que antes. Luego, volvió a posar su mirada en los dos hombres. Ellos aguardaban a que ella rompiera el silencio y, con un suspiro de incertidumbre, se preguntó qué palabras serían las próximas en salir de su boca.

***TRES HORAS DESPUÉS***

"Aquí tienes."

Ava salió de su ensimismamiento al ver a Ray a su lado, en la habitación donde se encontraba sumida en sus pensamientos. Él le extendía un regalo envuelto, seguramente intentando compensar lo que no pudo entregarle la noche anterior.

Ella negó con la cabeza, rechazando el obsequio, no por su ausencia el día anterior, sino por la inmensa culpa que la consumía por dentro debido a sus acciones de esa noche; una culpa que parecía acrecentarse con cada minuto que transcurría.

"No lo merezco, Ray."

Ray desestimó su comentario: "No digas eso, todos merecen algo especial en su cumpleaños, incluso si olvidaste el tuyo."

Y sí, esa había sido la excusa más débil que pudo encontrar para justificar su ausencia, pero no era una mentira; realmente había olvidado su propio cumpleaños.

"Lo siento, tú y los demás se esforzaron tanto para darme una sorpresa ayer y mira cómo arruiné todo", se disculpó por centésima vez.

Ray colocó el regalo en la mesita de noche y se sentó en la cama a su lado, tomando sus manos entre las suyas y ofreciéndole una mirada llena de comprensión.

"No te preocupes, amor, nos quedan muchos cumpleaños por celebrar; no pasa nada por perderte uno. Además, sé lo mucho que disfrutas tus cumpleaños y entiendo que lo que fuera que te llevó a olvidarlo ayer, debió ser algo de gran importancia."

Ella les había explicado que había una razón por la que olvidó su sorpresa de cumpleaños ayer, pero aún no encontraba la fuerza para revelarla. Aunque Ethan no aceptaba esa justificación, Ray no le guardaba rencor; él estaba convencido de que, con el tiempo, si aprendían a amarse y confiar mutuamente, compartir sus secretos no sería un problema. Ansiaba que ese momento llegara pronto. Ray era tan atento con ella, había renunciado a su pareja sin dudarlo, la quería tanto, pero debía hacer lo correcto, todo por Ava y la manada. Sin embargo, cuando llegó su turno de actuar de la misma manera, hizo todo lo contrario; permitió que Lucas la llevara, que se llevara lo que había reservado toda su vida para Ray. Cuando decía que no lo merecía, no hablaba del regalo, sino de Ray; no merecía a Ray en absoluto, reflexionó con tristeza.

"¡Abramos tu regalo!" exclamó Ray, lleno de entusiasmo, devolviéndole a Ava al presente. Tomó el obsequio de la mesa y se lo pasó. Ella soltó un suspiro y lo contempló en sus manos. La verdad era que no tenía ánimos para abrir regalos, pero no quería lastimar a Ray, así que procedió.

Al desenvolverlo, descubrió una antigua fotografía de ambos cuando eran niños, al lado de una más reciente en la que aparecían tomados de las manos; la visión de aquellas imágenes la conmovió hasta las lágrimas. Ambas fotos compartían un mismo marco. Ava levantó la vista hacia Ray y le ofreció una sonrisa llena de calidez. Pero había más. "Mira detrás de la foto", le indicó él.

Al girar el marco, Ava encontró unas palabras escritas de su puño y letra, un mensaje oculto tras el regalo:

Gracias por convertirme en el Alfa más feliz del mundo,

Prometo amarte y estar a tu lado desde el inicio hasta el final,

Siempre serás mi preciosa Luna.

Con amor,

Ray.

La palabra "precioso" la paralizó por un instante, pero se esforzó por ocultar su reacción ante Ray. Sin embargo, la tensión en su corazón se intensificó cuando él se acercó para darle un beso. Se quedó inmóvil, y no precisamente por la sorpresa, sino porque, por razones que no alcanzaba a comprender, el contacto de Ray siempre le había causado rechazo. Esa era la razón por la cual, a pesar de haber compartido habitación durante años, nunca habían llegado a tener relaciones sexuales. Ella había asumido que esa sensación era normal y que se esfumaría una vez que formalizaran su unión, pero tras su noche con Lucas, tomó plena conciencia de que el roce de Ray le resultaba desagradable.

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