C13 Miedo infundido
La mujer, sumida en el asombro, permanecía sentada en un charco de su propia sangre, fijando su mirada en el imponente hombre que tenía enfrente.
Él parecía una bestia lista para devorar todo lo que se cruzara en su camino.
Daciana notó cómo se tensaban sus hombros y cómo sus intimidantes ojos se cerraban por breves momentos.
No lograba comprender qué le sucedía al rey Alfa