C35 Su fuerte voluntad de vivir
Mientras la tortura continuaba, la joven esbelta y casi sin vida atada a una silla, con el cuerpo enrojecido y herido y los hierros cada vez más calientes profundizando aún más el corte en el interior de sus muslos, sus gritos se iban apagando.
Ahora ya no podía gritar, llorar ni hacer nada. Estaba demasiado débil y cansada y ya no le quedaban fuerzas