C3 Capítulo 3

Desperté y seguí mi rutina de siempre. El plan estaba en marcha.

Primer paso: Encontrar a mi compañero.

No era el paso inicial que tenía en mente, pero Winter insistió en que esperara a nuestro compañero, y así lo hice. Continué con mi rutina habitual: limpié durante hora y media y luego me puse a preparar el desayuno. Cocinando, capté el aroma a brisa marina veraniega con un toque de hierba limón. El mejor olor del mundo...

Y se intensificaba cada vez más. Cundió el pánico. Winter danzaba jubilosa en mi mente. Volteé la cabeza justo cuando mi compañero apareció. ¡Oh, no! Mi compañero era... era...

El hijo del Alfa, Chase Rogers.

¿Pero qué diablos? ¿Por qué, Diosa? ¿Por qué él? le cuestioné. Chase Rogers avanzaba hacia mí con una sonrisa arrogante. Me agarró del cuello y me empujó contra la pared. Sentí hormigueos y chispas allí donde su mano tocaba mi piel.

"Acabemos con esto ya. Yo, Chase Rogers, te rechazo, Gemma Frost, como mi compañera." Un dolor desgarrador me invadió.

Winter sollozaba y lloraba.

¡HIZO LLORAR A MI LOBA!

Ella solo anhelaba amor y este idiota lo echó a perder. El rechazo elimina el vínculo emocional entre compañeros y, al ser aceptado, también se desvanece la conexión física, dejándote desemparejado de nuevo.

'Esto es por ti, Winter', le comuniqué por el enlace mental.

Ella estaba confundida, hasta que hice lo que juré jamás volver a hacer. Hablé. Tras 11 años de silencio, hablé. Por Winter y por mí, para liberarnos de nuestro compañero. Pero mi momento de triunfo no fue tan grandioso, porque mi voz salió en un susurro áspero y doloroso. En mi mente, había imaginado que sonaría firme y poderosa. En fin...

"Yo, Gemma Frost, acepto tu rechazo."

Perspectiva de Chase

Quedé atónito. No me esperaba que replicara. Nunca antes había hablado. Jamás.

Esta mañana desperté envuelto en el olor a tierra mojada y rosas. Al entrar en la cocina, allí estaba Gemma. Se volteó y me vio. Decidí rechazarla, consciente de que no podría aceptarlo. No pertenecía a la manada, por lo que no podía enlazar su mente. Sin embargo, ella habló.

Aunque fue en un susurro áspero, lo consiguió. Nuestro lazo de compañeros se esfumó y un vacío se abrió en mi interior. Un vacío que solo ella podía llenar. Retiré mi mano de su cuello y retrocedí. Ella se giró como si no sintiera el dolor ni la pérdida y siguió con el desayuno. Escuché a alguien acercarse y salí precipitadamente de la cocina hacia mi habitación.

¿Qué he hecho?

Perspectiva de Gemma

Fue hilarante ver la expresión de Chase cuando lo rechacé. Me reía por dentro y Winter también.

"¿Estás bien?" le pregunté, mostrando preocupación.

"¿Que si estoy bien?" Se rió. "Estoy eufórica. Ha sido genial. ¿Viste su cara?... No tiene precio. Desearía haber tenido una cámara."

Solté una risita. Ella estaría bien. Era fuerte como un roble.

"Sí, estoy bien."

Bien. Ahora, a lo que íbamos. Me apliqué el spray bloqueador de olores. El día transcurrió como de costumbre. Ahora, el siguiente paso.

Paso 2: Salir de casa.

Cumplí con todo lo que se esperaba de mí. Incluso preparé el almuerzo, echando demasiada sal y un poco de azúcar. Solo como una despedida. Tras limpiar, me dirigí al alfa para pedirle dinero para comprar más productos de limpieza. Me entregó el dinero, que fingí se me cayó al salir.

No me devolvió la llamada, seguramente quería que me las viera negras en el supermercado. También me pasó las llaves de la camioneta, pero las terminé dejando en el suelo, justo afuera de su oficina. Caminé hasta el borde del bosque y eché un último vistazo atrás. Definitivamente, no quería perderme esto. Me lancé a correr por el bosque a toda velocidad, sonriendo como un bobo. Cuando nos alejamos lo suficiente, Winter se mostró impaciente. Ansiaba transformarse. Así que se lo permití.

Después de tantos años, al transformarme me sentí liberado. Mi ropa se desgarraba, pero no me importaba en lo más mínimo. Había anhelado esto con tanta intensidad y por tanto tiempo. Mi pelaje era suave y estaba bien cuidado. Tenía el tamaño de un caballo adulto, mucho más grande que el alfa macho promedio. Mi pelaje blanco puro ondeaba con el viento. Aún conservaba mis ojos marrones. Sin ánimo de alardear, pero era una auténtica belleza.

Paso 2 completado. Ahora nadie puede detenerme.