TENTACIÓN ITALIANA/C6 Capítulo 6
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C6 Capítulo 6

Nos quedamos por varios minutos en silencio, cada uno ensimismado en sus pensamientos, mientras poco a poco nuestras agitadas respiraciones se normalizan. Acabo de cumplir una de mis fantasías sexuales sin querer y diablos fue mejor de lo que me imagine.

—Leandro…. saca tu pene—ríe— lo digo enserio.

— Estamos muy cómodos dentro ti— me susurra al oído— incluso podríamos empezar la segunda ronda— empieza a moverse lentamente y me es imposible no gemir.

—Leandro, deja que Rizzo se quede.

—NO— responde— y no me harás cambiar de opinión nadie lo hace.

—Solo dale una oportunidad, fue injusto y lo sabes— trato de convencerlo.

—No— me empujó hacia delante sacando su pene. Me volteo para seguido cogerlo con una mano y empezar a darle placer.

— ¿se quedara?—pregunto mientras aumento los movimientos con mi mano.

Niega cerrando los ojos. Mermo los movimientos y escucho un gruñido de su parte. Me acerco a su oído cuando apretó un poco fuerte su miembro para seguido mover más rápido haciendo intenso el momento. Gime y gruñe —¿se quedara?— le hablo lentamente.

Abre poco a poco sus ojos y veo sus pupilas dilatadas por el placer. Aflojo poco a poco el agarre— ¡¡maledizione!! Si, si se queda, pero no pares— me amenaza. Sonrió.

—Es una promesa.

—Es una promesa— afirma.

—Ok, me tengo que ir—suelto su miembro—arrivederci.

—Nicole— su tono de voz es de clara frustración y amenaza— no dejaras esto a medias— me sube al escritorio mientras muerde fuerte mi cuello. Doy un pequeño grito de dolor.

—¡Leandro!— le recrimino.

—Eso te pasa por querer dejarme caliente— nunca lo vuelvas hacer o te ira peor Principessa.

—¿Qué sería lo peor?— pregunto— que me lleves a un cuarto rojo como el de Grey, porque si es así déjame decirte que estaría encantada— respondo burlona.

—No juegues con fuego—exclama serio mientras entra en mi— y respecto al cuarto podríamos tener uno— me besa— solo pídemelo Nicole y lo tendrás— sonríe con esa maldita sonrisa sensual calienta bragas que me está empezando a gustar.

—Ya me tengo que ir.

—Ambos sabemos que no quieres irte, tu cuerpo me lo confirma— empieza a dejar besos húmedos por toda mi clavícula mientras empieza con un ritmo lento dejándome con ganas de más.

— Te...tengo un..un..turno que cumplir—¿Cómo se resiste a semejante tentación?

—Tu turno termino hace media hora.

—Nos pueden ver— pongo mis manos en su pecho en señal de que pare. Gruñe.

—Nadie se atrevería a entrar Nicole—gimo cuando empieza aumentar las embestidas

—Me pueden echar por es—esto— aprieto mis piernas en su cintura mientras me arqueo haciendo que Leandro me sostenga con sus manos.

—Soy el dueño—gruñe— no vayas a salir con que tu madre te espera porque ella vive en estados unidos—empieza a penetrarme rudo y me gusta— ya no tienes más excusa Nicole ahora disfruta del placer que te doy.

Esperen el acaba de decir que mi madre vive en estados unidos. ¿Cómo rayos sabe el idiota que mi madre vive allá?

—Para— exclamo— que pares Leandro— hablo fuerte.

—¿Qué pasa?

—¿Cómo sabes que mi mama vive en estados unidos?— pregunto mientras poco a poco me enfurezco.

—No importa— hace el intento de empezar a moverse pero lo empujo haciendo que salga de mí.

—Claro que importa— me bajo del escritorio— ¿Cómo lo sabes? Y espero que esta vez me respondas Leandro— lo señalo.

—Yo lo sé todo punto— me mira directamente a los ojos – además tú no eres nadie para tener que darte explicaciones.

Ok eso dolió un poco.

—Y si no soy nadie porque rayos sabias donde vivía, mi número de teléfono y donde se encuentra mi madre sin yo habértelo dicho— alzo la voz. De nuevo empieza a pasar su dedos repetitivamente por su cabello desordenándolo— ¿acaso eres un maldito acosador psicópata?

— Soy todo menos eso—gruñe

—Responde— grito

—¡No me grites!

—¡¡Tú tampoco me grites!!

—¡¡Te grito porque tú me estas gritando!!—me señala.

—¡¡Yo te grito porque estoy enojada maldito acosador!!— hago el intento de empujarlo pero ni siquiera se mueve.

—¡No sigas! Verte así de enojada me calienta y lo único que quería es follarte para que aprendas a respetarme.

—¡¡Tu solo piensas en sexo!! ¡¡Estúpido Licciardi!!—me cruzo de brazos.

—¡Cómo no quieres que piense en sexo si me provocas! Mírate—señala mis brazos los cuales están apretando mis senos haciéndolos ver más grandes. Agarro una camisa y me tapo—¡no me prives de la vista!

—¡Tú no eres NADIE para que yo te muestre mis senos!— toma de tu propia medicina idiota.

—Claro que lo soy— afirma.

—¿Quién eres?— pregunto. Se queda un rato en silencio— exacto eso mismo pensé, “nadie” eso eres— me empiezo a vestir.

—Te investigue— susurra cuando ya se ha terminado de vestir igual que yo.

— Investigarme— digo incrédula— ¿con que fin?

—Porque quise.

—Eso no es una respuesta Leandro.

—Pues aprende a vivir con ella— su mirada cambio, volvió hacer fría, tan fría que es capaz de quemarte— ahora váyase Srta. Davis, tengo trabajo que hacer— a pasos rápidos va abrirme la puerta.

—Ahora soy Srta. Davis— lo miro—ok. Lo que paso minutos atrás nunca paso, así que espero que me trate como una interna de tu maldito hospital que yo te tratare como el jodido dueño.

No digo nada más y salgo rumbo a mi locker para coger mis cosas y largarme. En el camino gracias al cielo no me encontré con ninguno de mis amigos, no estoy de humor para dar explicaciones a mi aspecto de post follada.

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