C11 Capítulo 11 Patri

Chloe es un encanto, la recordaba así de encantadora, tiene la sonrisa de su padre y la hora del almuerzo se me va volando.

- Son las dos y media llegaré tarde a la clínica.

- Yo te llevo. - me dice Ayden.

Y no me niego, si no me lleva llegaré tarde así que aprovecho que se ofrece.

- Te recojo alas ocho.

Me quedo diciéndole adiós mientras veo su coche irse, y al otro lado de la acera veo un tipo mirándome fijamente, no lo conozco, pero me pone nerviosa su mirada y me meto dentro de la clínica.

Sobre las cinco tengo un pequeño descanso y salgo a la cafetería de al lado a comprarme una café, y vuelvo a darme cuenta de que el mismo tío sigue allí.

Toco la puerta de Pedro en la clínica.

- ¿Podemos hablar?

- ¿Patri estás bien? ¿estás pálida?

- Creo que me mandó a seguir, hay un tío allí abajo desde que llegué y ahora que fui a tomar café sigue allí. Esto no va a terminar nunca, me tengo que ir de Madrid.

- Relájate Peque, a lo mejor son ideas tuyas.

- Llévame a la estación de metro me largo para Barcelona con mi madre, me escondo en tu coche para que no me vea salir.

- Patri, ¿qué dices? ¿Estas segura?

- Si, tengo una consulta ahora y no tengo más consultas en el resto de la tarde, ¿me podrás llevar entonces?

- Si hoy tengo un día tranquilo, pero deberías pensarlo. ¿Le aviso a Alex? Te vendrá bien hablar con ella.

- No, no le digas nada.

Vuelvo a la consulta, miro por la ventana y ahí sigue ese tipo, atiendo a la pequeña y cuando termino vuelvo a mirar y ese tipo sigue ahí. Voy al despacho de Pedro y le vuelvo a pedir que me lleve.

Me escondo en el asiento trasero del coche de Pedro y cuando miro por la ventana de atrás ese tipo sigue allí.

Y creo que esto es lo mejor, alejarme de Madrid es lo mejor.

- Peque, creo que te estas equivocando, deberías hablar con Alex, sabes que le sentará mal que lo hayas hecho así a escondidas.

- No lo viste allí, joder no se ha movido de la puerta de la clínica en toda la tarde. Pedro ustedes también necesitan poder respirar, no han podido vivir tranquilos desde que ese hijo de puta se cruzó en mi vida. Tienen que respirar y poder vivir sin pensar en que me tienen que llamar para saber si estoy viva o ya conseguió matarme.

- Sabes que no nos importa, no nos importa preocuparnos por tí, queremos que seas feliz.

- Tengo que alejarme.

Pedro me deja en el ave y hasta que sale no se va, me tengo que ir, tengo que evitar seguir exponiendo a los que más quiero en peligro, y Pablo no sabe donde vive mi madre, doy gracias a que nunca se lo dije.

Llego a Barcelona sobre las nueve de la noche, Alex me ha llamado y hasta que he llegado no he querido cogerle el teléfono.

- Patri, ¿que estás haciendo?

- Dejar que ustedes respiren, llevan meses sin poder dormir tranquilos por mi culpa, estoy bien.

- ¿Y Ayden?

- Si siguiera con Ayden lo pondría en peligro a él y a esa niña, y no puedo Alex pídele perdón dile que me perdone dale las gracias estos días a su lado han sido los más bonitos para mí, pero no puedo exponerlos.

- Ayden ya se ha ido a Barcelona a buscarte, Patri le he dado la dirección de tu madre, ese hombre está loco por ti, cuando llegó a la clínica y Pedro le dijo lo que habías hecho se volvió loco, no tenía tu teléfono para llamarte, no se lo has dado.

- Alex, ¿porque hiciste eso?

- Porque desde que el volvió a tu vida he vuelto a ver a mi amiga la risueña, la de la risa contagiosa esa que tanto hecho de menos y pienso que tienes que darle una oportunidad.

- Alex, no puedo ser tan egoísta, no me merezco un hombre así.

- Patri, no puedes seguir culpando te por lo que hiciste cuando eras una niñata aprendiste de ese error, y creo que lo pagaste más caro de lo que en realidad pasó, pero es un tema que a ti no te gusta nunca tocar, no quieres escuchar la verdad y prefieres hundirte en el problema en vez de nadar.

- Me olvidé como nadar.

- Si el destino te puso a Ayden en el camino...

- Alex, hablamos luego ya estoy llegando a casa de mi madre. Gracias Alex, gracias por preocuparte siempre por mi.

Cuelgo, y cuando voy a coger un taxi tiran de mi brazo.

Me encuentro a esa mirada azul que tanto me gusta.

- No puedo hacerte eso, no puedo poneros en peligro lo siento, es la primera vez que siento algo tan fuerte sin ni siquiera conocerte bien, pero sería ponerte en peligro.

Él me abraza, y mis lágrimas empiezan a resbalar por las mejillas.