C31 Capítulo 31 Patri
Una semana ha pasado desde que lo vi la última vez, a Chloe la he ido a ver al colegio pero le he dicho que tiene que ser un secreto, a Él evito verlo, sé que lo hecho mucho de menos, incluso el agobio que sentía cuando le pedía estar sola.
Le he tenido que mandar un mensaje Rodríguez sigue siguiéndome y ya no hace falta.
Voy a la clínica, Pedro me ha ampliado los días y ahora trabajo todos los días. Estoy despidiendo a una pequeña cabecita y me entra una llamada al móvil de un número desconocido.
- Señorita Patricia Robles.
- Si, soy yo, ¿Quién es?
- Soy su abogado me contrató Williams para su caso contra Pablo Herrera, le informo que va a salir en libertad bajo fianza esta tarde.
Mi pesadilla no va a terminar nunca, llevaba una semana tranquila y volveré a caminar con el miedo.
Paso a mi siguiente paciente, aunque ya no estoy concentrada, me empieza a doler la cabeza y tengo náuseas, cuando despido al pequeño salgo corriendo al baño y termino vomitando.
Pedro viene enseguida, alguna enfermera se lo contó.
- Peque, ¿Qué pasa?
- Me acaba de llamar un abogado de Ayden, esta tarde vuelve a salir Pablo de la cárcel.
Vuelvo a vomitar, Pedro se preocupa y termina llevándome a urgencias, llaman a mi madre, llego ayer a pasar unos días conmigo ya que yo aun no podía viajar.
En el hospital me ponen suero y otra vez pruebas, me tienen el brazo como un colador, me ponen medicación por vena y me quedo dormida.
Me despierto con un beso sabor a menta, Ayden está aquí, escucho como habla con mi madre, dice que me niego a ser feliz.
- Vete Ayden. - Le repito.
Mi madre decide salir y dejarnos solos.
- ¿Qué haces aquí?
- Estar con mi mujer, es una chica muy cabezota que prefiere estar una semana sin verme a darse cuenta de que conmigo estará mejor igual que yo con ella, eres la mujer de mi vida Patri, vuelve a casa.
- Han soltado a Pablo, tu abogado me ha llamado lo vuelven a soltar, tu abogado me dice que le han vuelto a poner una orden de alejamiento, y que le pondrán una pulsera en el tobillo y si está a menos de quinientos metros de mi casa irá otra vez a la cárcel, pero lo han vuelto a soltar, mi calvario no tiene porqué ser el tuyo yo solo quiero que seas feliz.
Ayden me besa, hecho de menos sus besos, sus caricias, sus abrazos.
- Te hecho de menos. - me dice él.
- Y yo a ti. - le soy sincera.
- ¿Volvemos a casa entonces? Nuestra casa cariño.
Le abrazo, siento su falta, solo no quiero hacerle daño.
- No puedo, no quiero que seas infeliz a mi lado, paso más tiempo con depresión que sin ella, se que te he tratado fatal, te he acusado de cosas que sé que no me harías...
- Shhh... Cariño, yo estaré siempre a tu lado, y estaré para que cuando necesites llorar tengas un hombro donde hacerlo, y que cuando termine tu llanto, te saque esa sonrisa tan bonita que tienes.
- ¿Me quieres aunque sea una llorona?
- Te quiero a ti, tal y como eres. Pero vuelve a casa.
Me vuelve a besar, y echaba mucho de menos sus besos.
Esa tarde me dan el alta, vuelvo a casa, Ayden sonríe aunque yo aun no pude hacerlo.
- Tenemos que ir al piso, mi madre tiene su ropa ahí, y yo también tengo que recoger la mía.
- Ya Pedro acompaño a tu madre a recoger tu ropa y la de ella.
Vuelvo a casa Chloe viene corriendo, Ayden la coge al vuelo.
- Mama, has vuelto a casa.
- Si cariño.
- Ahora me contarás mi canción por la noche.
- Chloe, Patri tiene que descansar, acaba de salir del hospital.
- ¿Por eso no fuiste a verme al colegio?
- Me puse un poco malita del estómago pero ya estoy bien tu papá exagera.
Llevo mi madre a la habitación de invitados, hoy cenamos todos en casa.
- ¿Ya os han dicho que viene en camino? - Le pregunto a Alex.
- Mañana lo confirmamos.
- ¿Y tu cuando piensas hacerlo?
- Yo voy a tener una niña. - digo segura.
- ¿Ya te lo han dicho? - pregunta Pedro.
- No, pero cuando quieras me lo confirmas.
- Mañana mismo. Cuando termines tus consultas.
- Yo también quiero estar. - dice Ayden.
- Mañana termino la última consulta a las ocho. ¿No será tarde?
- No recuerdo ponerte tantas consultas hasta esa hora, ahora que vas todos los días.
- Pedro, ¿desde cuando tu me gobiernas los horarios? Creo recordar cuando empecé contigo en la clínica que me dijiste que cerrabas a las ocho y media y que hasta esa hora podría tener mi última consulta y que yo me hiciera mis propios horarios.
- Pero estas embarazada, y tienes que comer.
- Y lo hago a media tarde, salgo a la cafetería meriendo y vuelvo, y a las nueve estoy en casa cenando.
- Claro en tu piso, pero aquí tardas más en llegar y a las nueve no estarás cenando.
- ¡Que harta me tienen todos! Cansada me tienen con las preguntitas ¿has comido Patri? ¿Has almorzado? ¿Has desayunado? Le hice una promesa a ese hombre que tienes al lado, pero también la hice a alguien más importante que él a mi hija la que llevo dentro, que me cuidaría y que la vería crecer, como a mis horas, tomo mis vitaminas mis suplementos de hierro y si no recuerdo mal mis analíticas están incluso mejor que cuando no estaba embarazada.
- ¡Relájate leona! - dice Alex.
- Solo nos preocupamos por tu salud.
- Lo sé pero ya no soy una niña, y se que si no me cuido mi hija crecerá sin madre y yo no quiero eso para ella.
- Mañana Pedro te dirá que es un niño y tu diciendo mi hija. - me suelta Ayden riéndose.
- Y mañana te llevaras la desilusión de tu vida cuando te digan que el que llevo dentro no es el pequeño dinosaurio sino Marie o Patricia.
- Venga relájate ya Patricia. - me suelta mi madre.
- Tu también mamá, pensé que contigo tenía una aliada.
Todos se ríen excepto yo. Siguen las bromas y las risas, y por más que intento no consigo sonreír. Alex y Pedro se van y mi madre también se va a acostar.
Evitaba este momento, volver a acostarme en la misma cama.
Me pongo un pijama largo, aprovecho que hace frío, me meto bajo la manta.
- Estas bien. - pregunta Ayden.
Asiento, él se acuesta a mi lado me da un beso y mis temblores vuelven.
- No te haré, nada sabes que siempre te he respetado cuando tu vuelvas a estar preparada tu que ya tienes esa confianza en mí me lo pides.
Me da un beso, me abraza. Y nos dormimos.