C74 Capítulo 74 Patri

Entro a la reunión y cuando salgo cuarenta y cinco minutos después llamo a Amelie, esta tarde no tengo trabajo y quiero pasarlo con mi madre y mis hijos.

- Amelie, ¿Qué tal?

- Patri, me he vuelto loca llamándote pero tienes el móvil apagado.

- ¿Pasa algo? - omito el detalle de que su hijo me lo rompió.

- Han llamado del colegio, Patricia no deja de llorar y ha vomitado, estoy un poco lejos, pero si necesitas voy yo a buscarla.

- No, se quedará tranquila al verme, por cierto dile a mi madre que paso luego a buscarla me gustaría pasar la tarde con ella.

Salgo de mi despacho corriendo.

- Lucie, voy arriba al despacho del señor Williams, pero seguramente no vuelva hoy, y no tengo móvil, cualquier cosa llama al señor Williams y que él te lo solucione.

Subo al ascensor que hoy me parece más lento de lo normal y cuando llego al despacho de Ayden le pregunto a su secretaria.

- ¿Está en alguna reunión?

- No, el señor Williams no ha llegado.

- Vinimos juntos ¿Cómo que no ha llegado? Joder.

Entonces lo escucho de tras mía, tiene un ramo enorme en la mano, pero yo no quiero flores solo quiero ir a buscar a mi hija.

Se queda pasmado mirándome y yo cojo las llaves del coche y me voy.

En el camino veo como Damien me viene siguiendo, como no.

Y cuando llego al colegio y veo a mi hija, la niña de mis ojos, llorando, sus ojos iguales a los míos están hinchados y rojos.

- ¿Qué ha pasado?

- No lo sabemos, llego a la clase y intento irse otra vez, pero no la dejamos salir, empezó a llorar, solo decía mamá y ha vomitado. - me dice su profesora.

- Me la llevo.

- Perdone la pregunta. ¿han habido cambios estos últimos meses en su casa?

Miro a mi hija.

- Ve a por tu mochila que nos vamos. - ella asiente - pues lo más probable es que su padre y yo nos divorciemos, y Patricia siempre ha sido una niña sensible y le está afectando.

- Debería buscarle un psicólogo.

- Lo sé. Gracias, espero que ella mañana esté mejor y pueda venir.

Subimos al coche, y antes de arrancar ella vuelve a llorar.

- ¿Qué pasa Patricia?

- ¿Papá ya no nos quiere?

- Claro que te quiere, no digas bobadas, ya viste esta mañana desayuno contigo como te prometió.

- ¿Podemos ir a verlo?

- ¿Quieres ir a ver a papá?

Ella asiente, y yo llevo a mi hija donde ella quiere.

- ¿Y a ti?

- ¿A mí? ¿A mi el que?

- ¿Papá te quiere? ¿Se van a divorciar?

- Cariño, por más cosas que pasen entre Papá y yo, siempre nos vamos a querer, porque tenemos 4 hijos y por ustedes tenemos que llevarnos bien, pero sí lo más seguro es que nos separemos, no cambiaría tanto como estos últimos meses.

- Yo no quiero que se divorcien.

- Tu no te preocupes, solo tienes que ser feliz, y entonces yo seré feliz.

Llegamos a las oficinas y vuelvo a notar la cara de preocupación de su secretaria.

- ¿Está en una reunión?

- No... pero...

- ¿Esta con ella? - su secretaria asiente y yo miro a mi hija - cariño, te quedas aquí sentada vale, yo te aviso cuando puedes entrar, Papá...

- ¿Papá te engaña?

- No, no es eso. Tu espera aquí.

Entro a su despacho, y por más que Ayden me dice que es psicóloga yo los veo muy juntos siempre.

- Patri.

- Ayden, tu hija quería verte, puedes decirle a esa supuesta psicóloga que se vaya, y bueno si antes de irse se baja un poco la falda tampoco pasaría nada.

- ¿Estás celosa? - sonríe.

- Tu hija está fuera, tiene diez años una depresión de la cual no se si podré sacarla y para ti lo más importante es ¿si me pongo celosa porque te tiras a tu psicóloga?

- Señora Williams, no es lo que usted piensa.

- No, no lo es, pero con usted no estoy hablando, porque usted no me debe ninguna explicación mi compromiso es con mi marido, pero no se preocupe, dentro de poco lo tendrá para usted sólita, mañana mismo hablaré con un abogado. Ahora lo mejor es que usted se vaya, porqué le soy sincera ya lo que Ayden haga con su polla no es cosa mía, pero lo que haga con los sentimientos de mis hijos lo será siempre y mi hija está fuera y quiere ver a su padre.

- Patri, le estás faltando al respecto.

- ¿Yo? Al respecto me faltaste tu, el día que me engañaste, el día en que decidiste abandonar a tu familia por tirarte a una supuesta psicóloga Ayden, y yo como una payasa donde todos se reían de mi sabiendo que mi marido me engañaba.

- Mamá, podemos irnos, quiero ir con la abuela Montse.

No me di cuenta de cuando entró mi niña al despacho, esta llorando, y me parte el alma verla así.

- Patricia. - la llama Ayden.

- No Papá. Mamá sonríe pero no con esa sonrisa que me gusta, y yo quiero su sonrisa. Mamá me canta, pero no me canta con esa dulce voz que tiene, me canta con una voz entrecortada por no llorar delante mía. Y si para eso Mamá tiene que separarse de ti. - me mira - mamá yo te quiero, yo seré feliz si tu también lo eres, porque tu tienes una cicatriz aquí - señala mi corazón - solo por preferir darme la vida a mi, sin pensarlo. Si separarte de Papá, es tu felicidad yo seré feliz.

- Nadie se va a separar, Patricia. - Le dice Ayden con lágrimas en los ojos.

- Tu la engañas, y mamá no es feliz.

- Yo no engaño a mama, ya le he explicado quien es ella. - señala a la psicóloga - y sé que me he portado mal con ella estos meses pero quiero remediarlo.

Empieza a darme unos dolores fuertes, joder ahora no. Empiezo a marearme.

- Mamá, ¿estás bien?

- Patri...

- Dame mi bolso.

Busco en mi bolso.

- Mierda.

- ¿Qué pasa? - pregunta Ayden.

- Mis pastillas se han acabado.

Doy un grito por el dolor que me ha dado.

- ¿Tienes contracciones? - Pregunta Ayden.

Miro asustada. Niego con la cabeza, me reincorporo le doy la mano a mi hija y me dispongo a salir, me hago la fuerte los dolores siguen, pero no quiero asustar a la niña. Esa mujer vuelve a dirigirse a mí.

- Señora Williams, le dejo mi tarjeta me gustaría que habláramos.

Y como no quiero que me noten el dolor que estoy sintiendo la meto en mi bolso.

Me meto en el ascensor y miro a mi pequeña.

- Patricia. - ella me mira - mamá está embarazada, y ahora mismo tengo muchos dolores, vamos a parar en mi planta y descanso un momento.

- ¿Estas bien mama?