C8 Capítulo 8 Ayden

Consigo que se duerma, no se como hacerle entender que estoy aquí y no pienso irme de su lado, por más que ella me diga que no es suficiente mujer.

Llamo a mi madre quiero que mañana me traiga a Chloe, se va a quedar conmigo en Madrid, mañana llamaré y buscaré un jardinero quiero poner la casa como la recuerdo en mis sueños, y también compraré muebles.

Me recuesto a su lado, ella ya se ha dormido, y es preciosa, le doy un beso en la mejilla la abrazo y me duermo yo también.

Me despierto con el timbre sonando, ella se sobresalta y se levanta, me mira.

- ¿Qué haces en mi cama? - pregunta tímida.

- Dormir. - sonrío.

- Es Alex y tiene llave es mejor que te pongas un pantalón.

Ella sale de la habitación y cuando llego al salón están discutiendo.

- Alex me tengo que ir, ayer volvió a venir, casi me ahoga ahí fuera, no insistas, no existen los príncipes azules, Ayden no me va a salvar del ogro, y yo tengo ganas de caminar por la calle sin miedo a que ese aparezca y termine matándome.

- Patri, piensa, piensa en todo lo que ha pasado este fin de semana ¿sabes con lo que me quedo yo? Con la sonrisa que te provoca ese hombre, tu preciosa sonrisa que él te la arrebató cuando te vi...

- Cállate... - le grita Patri.

- ¿Qué le hizo? - pregunto - quiero entenderla, pero ella de cierra en banda.

- ¿Qué hace él aquí? - sonríe Alex.

- Anoche vino a traerme...

- Le traje las pastillas que se dejó en mi casa y entonces paso lo de ese hombre, y no quise dejarla sola.

- ¿Qué pastillas? Sabes que no puedes tomar cualquier cosa.

- Las del día después... - susurra ella. - y no me la tomé joder con todo lo que pasó no me la tomé.

- Patri. - Le reprende su amiga - tía sabes que tienes que cuidarte.

- Ya lo sé... ha sido solo una vez no me voy a quedar embarazada por una vez. Él hoy se va, y no volverá a pasar.

- No me voy a ir. - ella me mira - te lo dije a noche si me voy es porque tu me acompañas, en mi casa no hay peligro ninguno, y ya llamé para poner seguridad.

- Tengo que trabajar y tu casa está lejos.

- Bueno pareja, os dejo hablando, cualquier cosa me avisan alguno de los dos, y a ti te llamo a medio día.

- Te quiero amiga, gracias.

Alex se va y ella me mira, se que me va a reprochar algo y entonces yo saco mi as de la manga.

- ¿Sabes quien viene hoy? - niega con la cabeza - Chloe.

Sus grandes ojos marrones se abren y brillan.

- ¿Sabes como me desperté del coma?

- No, no me has contado.

- Estaba soñando, estaba con una Chloe de doce años en el hospital, su verdadera madre estaba ahí, y ella le decía que su madre era yo, que era la única que había estado con ella cuando lo necesita, para peinarla o por un cuento que le contaba de pequeña, y de pronto me mira fijamente y me dice despierta mama te necesito y me desperté.

- ¿Enserio? - ella me asiente - no te resistas a quererme, no te resistas a intentarlo por lo menos.

- Has visto lo que pasó anoche, y si ahora traes a esa niña, ella también estaría en peligro yo no puedo, no puedo.

Le beso llevo con ganas de besarla desde ayer, ella se aparta me mira y se muerde el labio. Le sonrío.

- No me pongas esa sonrisa.

- ¿Cuál sonrisa?

- Esa que me pones, sabes que me gusta lo has soñado igual que yo y siempre que quieres algo me sonríes.

- Y tu te muerdes el labio y sabes tanto como yo que me pone muchísimo.

Sus mejillas se vuelven rojas, y yo le vuelvo a besar, ella responde a mi beso tímidamente, aun no me acostumbro a lo tímida que se pone.

- No quiero forzarte, pero tengo muchas ganas de...

- Hazlo. - me susurra.

La llevo a la habitación, y ella pone su mirada en mí me quito la ropa ella me mira, me recoge con la mirada, y se vuelve a morder el labio.

- Quiero ir despacio, no hagas eso, quiero que disfrutes.

Sus ojos brillan, y sonríe me acerco a ella le beso, mientras levanto su camisón, vuelvo a notar como tiembla, me aparto.

- Cariño, yo espero a que tu quieras.

- Quiero, sigue.

- Estás temblando.

- Ya, pero dejaré de hacerlo tú sabes como hacerlo.

- ¿Estas segura?

- Si, hazlo.

La vuelvo a besar, la recuesto en la cama, ella sigue temblando, pero cada vez menos está vez no doy un tirón a su tanga se lo quito mientras le beso sus piernas, y cuando llego a su clítoris ella está jadeando, le doy un pequeño mordisco, ella se estremece, paso mi lengua y escucho sus gemidos, ha dejado de temblar, y ahora está disfrutando, lo que yo quería.

- Hazlo ya... - susurra.

- Sé paciente.

- Es que voy a llegar, hazlo ya...

Y justo cuando termina esa frase grita de placer. Su respiración está agitada por su orgasmo. Y yo que estoy bastante duro me entierro en ella.

Ella da un grito.

- ¿Te dolió?

- Es que la tienes bastante grande y aún no me acostumbro. Sigue, quiero que sigas.

Me dice aún con su voz entrecortada.

Cuando llevo un par de embestidas ella vuelve a dar un grito.

- Para, para.

Me salgo de ella, miro sus ojos, veo el deseo, pero porque me manda a parar.

- Ponte un condón.

Busco en mi cartera, y encuentro uno que me lo pongo con rapidez, vuelvo a enterrarme en ella, ella vuelve a gemir, escucho sus gemidos, también penetro mi lengua en su boca, quiero comerme sus gemidos, y ella gime en mi boca y vuelve a llegar al orgasmo, noto como las paredes de su vagina se contrae al rededor de mi polla y yo llego con ella.