Tu amor devuelta/C88 Capítulo 88 Patri
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C88 Capítulo 88 Patri

A primera hora de la mañana recibo la llamada de Donaire que me da el número del abogado. Media hora después tengo un cita consertada con él, y antes de salir recibo la visita del abogado de Ayden, me entrega un documento autorizándome a llevarme los niños, necesito saber el alcance de este documento, porque si me los puedo llevar, me voy hoy mismo.

El abogado me confirma que puedo sacar a mis hijos del país cuando quiera.

- Si quiero irme a vivir a España, ¿podré hacerlo con este documento?

- Claro, él le está dando autorización de sacarlos del país, no pone periodo ni nada.

- ¿Le tengo que avisar?

- Si, debe avisarlo, aunque sea cinco minutos antes.

- Y para el divorcio, ¿esto me sirve para la custodia?

- Le mandaré todos los papeles al abogado de su marido, le avisaré que usted sale del país, y pondré también la demanda de custodia.

Salgo de allí directa al colegio recojo los niños ya del colegio, y a mi llegada a casa ahí me espera Damien y Jonas, no puedo sacar maletas ellos avisarían a Ayden, así que lleno las mochilas de los niños con algo de ropa, y vuelvo a escaparme de ellos.

Cuando me subo al avión le mando un mensaje a Chloe, me duele dejarla aquí.

" Chloe, recuerda que siempre te querré, ahora mismo estoy en un avión con tus hermanos y nos vamos de París, sabes que siempre serás bienvenida a donde yo esté, y que siempre estaré para lo que necesites, te quiero muchisimo"

Apago el móvil, y solo respiro tranquila cuando el avión despega.

A mi llegada a Madrid, me espera Pedro, tiene las llaves de mi piso, y las del coche que tenemos en Madrid.

- Peque, ¿sabes que estas actuando por impulsos ahora mismo?

- Su amiga estaba en su despacho ayer, de Ayden no sé nada desde hace semanas, ni siquiera sabe que espero un niño, y el nombre que pienso ponerle, no se ha preocupado por este embarazo. Me he hartado.

- ¿Piensas perdonar a tu amiga? Lo está pasando mal.

- Si pienso hacerlo, cuando Ayden haya firmado que me da la custodia de mis hijos. Alex no tendría que haberse metido, sé que lo hizo porque me quiere y siempre me ha protegido, pero como ustedes mismos no se cansan de decirlo... Ya no tengo veintitrés años.

Al llegar a casa le digo a Patricia que llame a su Padre.

- Recuerda, no sabes donde estamos y solo por llamada.

Ella lo llama, veo como evita esas preguntas, los niños también les hablan.

- Mamá, papá quiere hablar contigo.

- Vaya semanas sin saber de ti y ahora me hablas dos días seguidos mañana encenderé una vela en tu nombre.

- ¿A que juegas Patri? ¿Dónde fuiste? He llamado a tu madre y allí no estás.

- Lo siento, ya te ha avisado mi abogado que salía del país, tengo una autorización para hacerlo, solo tienes que firmar el divorcio y entregarme la custodia de mis hijos y serás libre.

- No quiero el divorcio. Esperaba que cuando volvieras pudiéramos hablar. ¿Ya no me quieres?

- ¿Hablar? ¿No quieres el divorcio? ¿Y esto que tenemos ahora que és? ¿Solamente querías poder acostarte con tu amiga sin remordimientos? Pues no Ayden.

Le cuelgo el teléfono, no quiero sus respuestas.

Decido pedir pizza aquí no tengo nada, y no me arriesgo a salir con los niños y menos de noche.

Pongo una película y los más pequeños se duermen, los dejo en la cama.

- Tu duermes conmigo. - Le digo a Patricia.

- Vale mama.

Nos acostamos, y como desde hace meses duermo fatal, me despierto varias veces para darme cuenta que solo he dormido unos minutos.

Voy al salón tengo miedo de despertar a Patricia con tantas vueltas que he dado.

Escucho ruidos en la puerta, están intentando entrar.

Empiezo a asustarme.

- He llamado la policía. - grito desde adentro.

- Patri, soy yo...

- ¿Ayden?

Entonces abre, y efectivamente es Ayden.

- Enserio, ¿has vuelto a tu piso?

- ¿Qué haces aquí?

- Venir a por mi mujer y mis hijos.

- Y tu mujer donde está. - Le digo mirando a los lados - tus hijos están durmiendo y tu no deberías estar aquí. Vete.

- No has sido coherente, te di ese papel porque sabía las ganas que tenias de ver a tu madre y tu vuelves a Madrid, donde estás en peligro, sin protección, sin seguridad, y con nuestros hijos.

- ¿Quién te dijo dónde estábamos?

- Alex.

- Como no, primero hace que me dejes y ahora siente remordimientos y quiere hacer que vuelvas, lo nuestro se ha acabado Ayden. Te dije, te lo dije la otra vez, te perdoné una vez, pero no lo volvería a hacer. Llego a pensar que solo querías libertad para poder tirarte a esa amiga tuya sin tener que darme explicaciones, pero luego yo tengo que jugar a las carreras para no estar vigilada por tus gorilas, y embarazada de siete meses me acusas de acostarme con otro, no lo hice, que si lo haré después, no lo sé, tendré el mismo derecho que tú.

- No he estado con nadie, no se de donde sacas esas historias.

- Papá... - mi pequeña Patricia se ha despertado.

- Cariño, vuelve a la cama. - Le digo.

- No, yo duermo en el sillón, ve tu a la cama.

- Si nos vamos las dos.

- ¿Y papá?

- Tiene el sillón.

- Papá no cabe en el sillón, yo duermo aquí.

Patricia de acuesta en el sillón, cierro la puerta con llave, Ayden se quita la ropa, y aquí no hay ropa para él.

- ¿Piensas dormir en calzoncillos, en Madrid y en diciembre?

- Si, no traje ropa.

- Vete a casa, allí tienes mucha ropa.

- No pienso dejarte sola.

- Lo has hecho, me has dejado sola, llevo meses sola, llevo meses luchando por ti, haciéndome la ciega, mientras tu, tonteabas con otras, mientras tu ignorabas mi embarazo y preferías la compañía de otra mujer a la de la tuya, solo vuelves cuando ves que me vas a perder, pero ya me has perdido, deje de quererte Ayden, solo quiero...

- No sabes ni mentir... venga acuéstate siempre he respetado tu decisión de querer acostarte conmigo, no haré nada que tu no quieras.

Él se acuesta debajo de la manta, en mi piso hace frío, y cuando me acuesto al rozarle siento lo frío que está.

- Te vas a enfermar. - Le digo.

Pero él me sonríe, esa sonrisa que desde que lo conozco me ha enamorado, me acuesto y me giro para el otro lado.

Doy vueltas en la cama, resoplo, estoy incomoda, y aunque con este embarazo tengo menos barriga, ella me molesta al estar de lado.

Cuando me doy la vuelta me encuentro con la mirada de Ayden, su mirada azul.

Ayden me coge por los brazos y me apoya en su pecho.

- No te hagas la dura, sabes que así duermes muchísimo mejor.

Y es verdad, decido ponerme cómodo, apoyo mi pierna encima de sus piernas, y por primera vez en semanas duermo toda la noche.

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