C95 Capítulo 95 Ayden
Le trata con cariño, le habla mejor que a mi, me molesta escucharle hablarle, sé que me enfado y le hablo fatal, pero me cabrea como le habla, a mi ya no me habla así.
Llegamos a casa de su madre, ella se baja y se abraza a su madre.
- Vamos que tienes que comer. - le repito varias veces.
- Ayden relájate. - me dice Montse. - te noto nervioso.
- No, solamente que ella tiene que comer, y ya es tarde.
Veinte minutos después salimos de casa para ir a comer, vamos al restaurante que se que a ella le gusta.
- ¿Qué tienes con Donaire?
- ¿Disculpa? Sabes que perdiste el derecho de pedirme explicaciones, cuando me abandonaste con tres hijos y embarazada hace más de un mes.
- ¿Te has acostado con él?
- Ya te dije que sí, cuando nos conocimos te dije que sí.
- No Patri, estos meses.
Ella se ríe de mi.
- No soy como tu, yo si te quería y no podría engañarte ni con el pensamiento.
- Siempre me lo tirarás en cara. Ya no me hablas con cariño, ya no me dices palabras cariñosas, anoche mientras lo hacíamos no me besabas, ¿dejaste de quererme?
- Ayden te lo dije, te dije que anoche solo necesitaba quitarme las ganas, no puedo evitar recordar que me engañaste cuando yo sería incapaz de hacerlo, porque quererte, quererte es poco... y tu traicionaste ese amor que sentía por ti.
- Yo nunca te engañe, tampoco fui capaz.
- La primera vez estuviste a punto, y la segunda vez que me abandonaste no quiero ni preguntar.
- No he hecho nada en este tiempo, Pregúntale a mi madre, salía del trabajo cenaba con ella y cuando estaban los niños, con los niños.
Ella me mira pero no me contesta y baja la cabeza a su plato.
- ¿Tu me sigues queriendo? - Le pregunto.
Vuelve a mirarme y veo como me va a mentir cuando arruga la nariz, pero su teléfono suena.
- Dime mamá.
Ella me mira y me hace señas de que pida la cuenta.
- ¿Pero Ayden y Marie siguen durmiendo?
- ¿Qué pasa? - Le pregunto.
- En diez minutos estamos ahí, dile que se relaje.
Ella cuelga y me mira seria.
- Nos vamos.
- ¿Ha pasado algo?
- Patricia, esta nerviosa porque piensa que estamos discutiendo y por eso nos hemos ido solos.
Salimos de allí y cuando llegamos a casa efectivamente Patricia está llorando.
Se tranquiliza al vernos.
Por la tarde escucho como Marie le pregunta a su madre.
- ¿Papa también va? - Pregunta Marie.
- ¿A donde van?
- A pasear papi. - Contesta el pequeño dinosaurio.
- Al centro comercial, ya han empezado a poner las luces de Navidad. - Contesta Patri sin mirarme.
- Pues papa también va.
Patri va callada en todo el camino.
- ¿Te pasa algo?
- He quedado con Lorena en el centro comercial.
- ¿Y pasa algo?
- Nada, solamente para que lo sepas.
Su amiga Lorena que en nuestros sueños estaba tan presente en su vida no lo está tanto, se llaman muy de vez en cuando, y pocas veces de las que hemos venido a Barcelona han quedado, y me sorprende.
- Lorena volvió con Jon, para que lo sepas también.
- ¿Y Jon va a estar?
- Seguramente. Y su hijo Gabriel.
- Patri...
- Estaremos en un centro comercial lleno de gente, y tu también vas. - Me contesta sin darme tiempo a decirle nada.
- Solo recuerda que casi te mueres la última vez que lo viste.
Ella asiente pero no dice nada más, va mensajeandose por el móvil con alguien mientras sonríe.
- ¿Con quien hablas?
- ¿Qué?
Yo le miro.
- ¿Has hablado con Chloe? Le he dicho que estamos en Barcelona, y que tu estabas aquí y ha dicho... palabras de Chloe, "Qué te diviertas mamá, te quiero." Y que sepas que te lo cuento para que no me rompas otro móvil.
Llegamos al centro comercial y yo la miro fijamente, pero ella no me mira a los ojos.
- Vas a dejar de tratarme con esa indiferencia. Estas arisca, enfadada, molesta... no se...
- Venimos a pasar un rato al centro comercial ¿Bajamos? - Dice sin contestar. - Pónganse los abrigos. - Les dice a los niños.
Caminamos un poco, los niños veen un parque infantil y quieren entrar, y los dejamos que entren toman nuestros datos por si no tienen que llamar y nos dejan irnos.
- ¿Vamos a dejar los niños ahí? - pregunto.
- Si, es como una guardería por horas.
- Entonces podemos hablar ahora. Sigo esperando esa contestación. ¿Aún me quieres?
Ella agacha la cabeza, tímidamente y vuelven a salvarla.
- Pequeee. - Le gritan.
- Lorena ¿como estás? - Se abrazan.
Veo como ese tipo también viene, pero ella es precavida y ni siquiera le habla. Y después de tomarse un café con ellos se despiden.
Y cuando nos dirigimos a buscar a los niños vuelven a hablarle.
- Bichilla...
Ella mira, y el mismo de ayer le saluda.
- ¡Ey! Oso, no nos vemos hace quince años y nos vemos dos días seguidos.
- ¿Qué haces aquí?
- Mi madre vive aquí recuerda.
Y yo ya cabreado con la situación se quedan abrazados bastante más tiempo del que me gustaría, extiendo mi mano.
- Soy Ayden, su marido.
Ella pone sus ojos en blanco, y el me aprieta la mano en forma de saludo.
- Soy Fran, encantado. ¿Qué hacen ahora? ¿Cenamos esta noche?
- Tengo tres hijos Oso - aún no entiendo porque le dice así - y mi madre tiene guardia esta noche.
- Que pena, me gustaría recordar viejos tiempos.
- Vayan a cenar. - digo yo sin ni siquiera esperarmelo.
Patri me mira, no entiende, no me entiendo ni yo, pero si es un amigo de la universidad y se tienen tanto cariño, quiero demostrarle la confianza que tengo en ella.
- Ayden, ¿estas seguro de lo que has dicho?
- Si, vayan, pero ten cuidado, y no te vayas hasta que ella haya entrado en casa, es más llamame y yo salgo a la puerta.
- ¿Estás seguro Ayden? - vuelve a preguntar ella.
- Si, claro. - Claro que no, pero eso no lo digo en alto.
Ella va conmigo a buscar los niños, sabe que si Patricia no la ve se pondrá nerviosa y quiere evitarlo.
Se sube al coche de su amigo y se va, y yo pienso que he cometido el mayor error de mi vida.
Hasta que recibo un mensaje de ella.
"No te preocupes, no podría engañarte, y a tu pregunta, sabes que si te quiero y por eso me tienes en tu mano, gracias por dejarme cenar con un amigo"
