C98 Capítulo 98 Patri
Ya solo discutimos, no hay noche que no discutamos desde que él decidió volver.
Recibo la llamada de Mario.
- Ternura mía, ya no te tienes porque preocupar, ese abogado ya no saldrá de donde está, y está vez no es la cárcel, nadie puede hacer daño a mi Ternura.
Me quedo hablando sola al móvil, Mario cuelga, no puede ser, termino vomitando solo de imaginármelo.
Ayden me hace un té, y yo solo estoy cansada y como sé que duermo muchísimo mejor sobre su pecho me acomodo en él. Ayden me acaricia la espalda y me da un beso en mi pelo y me quedo dormida.
Me despierto con dolor, Ayden está encima mía intenta penetrarme.
- Ayden que haces, me estás haciendo daño para.
Ayden me mira y esa mirada no parece ser la suya.
- Ya lo has hecho otras veces, eres una puta y como tal he de tratarte.
Pone una sonrisa y no es la sonrisa de la que me enamoré, empiezo a gritar, pero no me sale la voz, Ayden no puede estar haciéndome esto. Le digo que pare pero él solo dice mi nombre.
- Patri, Patri...
Abro los ojos Ayden me esta sarandeando. Estaba soñando. Me levanto como resorte de la cama.
- Cariño. - dice preocupado - Estabas teniendo una pesadilla vuelve a la cama.
Me miro, llevo el pijama puesto, Ayden tiene su mirada azul puesta en mi está preocupado.
- Me llamabas puta...
Y me doy cuenta que esa frase de mis sueños era la que me decía Pablo.
- Estabas intentando forzarme...
- Cariño, lo que te dijo Donaire te dejo nerviosa, sabes que nunca te trataría como tal, y nunca en estos doce años te he forzado a nada, y eso siempre será así. Vuelve a la cama.
Vuelvo a recostarme, noto mi respiración acelerada por los nervios pero el corazón de Ayden, hace que me tranquilice vuelve a acariciarme y cuando ya me estoy quedando dormida noto su beso sabor a menta en mis labios.
Me despierto con Marie gritando.
- Mamá, Mamá, Mamá.
Al abrir los ojos allí está ella con la misma sonrisa de papá y sus ojos azules.
- Abuela Montse hizo creps y papá te compró chocolate.
Le sonrío y me levanto de la cama y cuando salgo de la habitación el olor a crep inunda la casa.
Cuando llego a la cocina, Ayden está allí con el pequeño dinosaurio y Patricia.
- Buenos días ¿Y mi madre?
- Buenos dias. - Dice poniéndome su sonrisa.- Estaba cansada y fue a dormir. Pero dejó dicho algo.
- ¿El que? - pregunto mientras cojo una cuchara y la meto en el chocolate.
- No hagas eso Patricia. - dicen los cuatro al mismo tiempo.
Empiezo a reirme, y me termino atragantando.
Ayden me da mis pastillas y un zumo.
- ¿No hay café?
- No, pasaste muy mala noche por los nervios y no vas a tomar café. ¿Qué planes tienes hoy?
- Tomarme un café por ejemplo. - digo enfadada.
Ayden me mira reprochandome.
- ¡Solo un café! No pido una cerveza ni un cubata.
- Toma gruñona.
- Gracias, y quería ir al cementerio a llevar flores a Alba. - y sin ni siquiera mirarla digo - Patricia ni se te ocurra meterte esa cuchara en la boca.
Ayden se ríe, me da un beso en la cabeza.
- Tal para cual. - dice entre risas.
Esa tarde mi madre se queda con los niños y Ayden me acompaña al cementerio. Dejo las flores a Alba. Y volvemos a casa.
- Nos vamos mañana. - Susurra. - volvemos a casa.
- Sigo pensando en el divorcio Ayden, no he cambiado de ideas.
- ¿Porqué?
Veo que se desvía del camino.
- ¿A donde me llevas?
Él solo me mira y me sonríe. Y cuando veo para donde va...
- No vayas a ese lugar, ha llovido y nos quedaremos enterrados en la tierra.
Pero el me lleva igual.
- ¿Cómo lo conoces? Nunca te traje aquí.
- En tus sueños sí, me dijiste en tus sueños que aquí tomaste la decisión de tener a Ayden, y necesito que pienses lo que me has dicho.
- Ayden, lo he pensado, lo he pensado muchas veces, más de las que tu te puedes creer, mientras tu dormías en casa de tu madre, o con otra mujer, no lo sé, le daba vueltas a la cama, le pido el divorcio mañana, y al día seguiente no tenia el valor, pero cuando vi a esa mujer en tu despacho...
- Patri te juro que no he tenido nada con ella, y yo tampoco dormía, y no no estaba con otra mujer, porque solo pensaba en cómo olvidarme de ti para que tu fueras feliz, y cuando te vi las ojeras, supe que estaba perdiendo mi tiempo, porque yo no puedo vivir sin ti...
Yo le miro y pienso en lo complicado que es para mi vivir sin él, y que desde que volvió duermo mejor, pero volver a subirme a la noria no es lo que quiero.
Su teléfono suena, sale número oculto y él activa el Bluetooth del coche.
- Chloe, ¿que pasa?
- No soy Chloe. - suena la voz de una mujer
- ¿Sylvie?
Y otra vez ella, cuando pienso en perdonarle ella vuelve como si lo supiera, para recordarme que un día Ayden pensó en engañarme.