C29 Sometiéndose a la droga
—Javier me dejó coger mi bolsa. Saldremos de aquí en un minuto, cariño.
Estas palabras se repitieron una y otra vez en la cabeza de Javier hasta que se dio cuenta de que no era Gabriela. Sus ojos se abrieron de par en par. ¿He permitido que me toque? Gritaba en su cerebro porque no tenía otra opción. Lo único en lo que puede pensar ahora es en el sexo y en su polla firme como una piedra