+ Add to Library
+ Add to Library

C6 Capítulo 6

Siento que algo quiere estallar dentro de mí, quisiera decirle unas cuantas mierdas a Ángelo en la cara. Sin embargo, estoy aquí prestándome para que la vida siga robándome cosas, y yo siga dando.

—¿A qué le temes? —sentencia el hombre tan cerca de mí que su aliento a menta golpea mis fosas nasales, introduciéndose en mi sistema.

—Solo soy la mente clara en estos momentos, también soy tu amiga, Ángelo —declaro—. Pero veo que estás actuando con locura.

—Sí… así es. Pero quiero proseguir… ¿Tú lo harás? Porque de no ser así, dímelo de una vez —estoy segura de que puede sentir mi nerviosismo, estoy convencida de que todo el edificio puede escuchar mi ritmo cardíaco, él está tan cerca de mí, que no discierno si lo hace con malicia. Con astucia. Sabiendo y no sabiendo.

—Entonces no tengo más preguntas… Espero que puedas encontrar lo que buscas —digo tan seria como puedo—. Aun así, no quiero que haya una situación incómoda entre nosotros por esto…

—No la habrá.

Se separa de mí lentamente, pero no se mueve del puesto, yo paso tragos de forma descontrolada, hasta que él toma sorpresivamente mi mano y la lleva a su boca.

¿Qué mierda…?

—Por favor, no dudes de mí…

¡Nooo…!, yo debo detener esto, la fuerte impresión que está teniendo mi cuerpo hace que mi mente se bloquee, una intensidad me recorre de pies a cabeza, no puedo dejar de observar su boca ni tampoco soy capaz de mirarle a los ojos.

Así que asiento haciendo que miro mi reloj y me separo un poco, es necesario tomar distancia porque de lo contrario sería yo la que cometa una estupidez.

—Lo hago… solo temo por ti… No quiero que salgas más lastimado de lo que te escuché.

—No, Sam, no has entendido…

—No importa —corto rápidamente—. Ahora necesito irme, tengo un montón de cosas que hacer, así que si me permites…

—Claro… Yo debo irme de inmediato —dice y mi corazón siente un dejo de tristeza—. Te pido envíes los correos a Lerman, le dije que no estaría, así que no vendrá.

—Por supuesto —de inmediato salgo en disparo, donde pueda respirar, donde pueda pensar con la mente clara. Camino rápido, sin siquiera visualizar la expresión que haya podido darme.

Hace más de dos horas Ángelo salió de su oficina, hace más de dos horas yo pasé de un zumbido a un palpitar cotidiano. Estoy tratando de organizar en tiempo récord muchas cosas que dejaré lista a Sara, la pasante que trabaja en el piso de marketing. Ella nos ayudará a contestar llamadas y tratará de organizar un poco aquí en nuestro tiempo de ausencia, así que solo me resta media hora para que ella suba y pueda recibirme todo el papeleo.

Apago la impresora y me dispongo a cerrar todas las ventanas de la pantalla que dejé abiertas, guardo lo que es necesario y vuelvo a tomar un poco de café que pedí hace rato; siento un poco de tensión en mis hombros y pienso que, si me levanto y doy una estirada, estaré mejor.

El sonido del timbre del ascensor corta un poco el ritmo que llevo en el estiramiento, y a continuación se asoma el hijo de Lerman al piso.

Colin Lerman

Frunzo el ceño, me parece muy extraño, ya que Ángelo me informó que no vendrían.

—Señorita White —dice dando largas zancadas hacia mí.

—Señor… Pensé que no vendrían… Yo… Ángelo dijo que… —¿en qué momento dejará de caminar?

Su cercanía es más de la conveniente, es un poco atrevido.

—No se preocupe, mi visita es para hablar con usted, Samantha.

¿Samantha?

—Señor… No entiendo muy bien —digo en un tono que denota confusión.

—Puedes llamarme Colin, no tienes que ser formal conmigo. ¿Pudiéramos hablar en otro sitio? —dice y observa a su alrededor

No me gusta esto. Aunque tampoco sienta temor alguno, siento que puedo tener algún problema con Ángelo si no le comento antes.

¿Debería contarle a Ángelo?

¿Por qué debes contarle? Él mismo está diciendo que no es cuestión de la empresa, pienso.

—Estoy esperando que vengan para realizar una entrega, me demoraré al menos veinte minutos en concluir por acá. Si quiere podemos quedar otro día…

—Yo espero… abajo por supuesto —dice en tono firme mirándome de una manera extraña—. Hay un café cerca de aquí…

—Lo conozco —afirmo—. Entonces lo encuentro allá en veinte minutos como dije.

Colin Lerman asiente y sale disparado hacia el ascensor.

¿Qué querrá hablar conmigo? Porque si no se trata de empresas Ankarali ¿qué puedo tener yo que ver en el asunto?

¿El día acabará pronto o seguiré llevando más altibajos?

Creo que no.

Un poco más de cinco minutos de demora llevo hacia el café, sin embargo, no me apresuro demasiado.

Abro la puerta y titila la campanita de entrada, rápidamente visualizo a Colin Lerman y él asoma su mano para que repare en su ubicación.

Entonces me siento frente a él.

—¿Quieres algo? ¿Café?, ¿Chocolate?, puedes pedir lo que quieras —dice sonriendo como si de un chiste se tratara.

—Solo café, de verdad debo apresurarme.

Su rostro se torna algo decepcionado y llama al camarero haciendo su pedido.

—Está bien. No demoraré mucho, Samantha.

Trato de disimular la incomodidad que me genera el que me trate con tanto amiguismo, ya que en mi vida he cruzado palabra con este sujeto.

Colin no es desagradable en lo absoluto. Quizás unos centímetros más bajo que Ángelo, pero bien parecido. Sus ojos son marrones y se asoma una barba comenzando a salir, sin embargo, no es solo su anatomía atractiva lo que lo hace simpático; es su persona jovial que declara a gritos que es un mujeriego.

Yo por el contrario tengo un punto muy claro y negativo a su favor, y es que gracias a su colaboración su padre llegó a la ruina.

—Samantha… primero que nada quiero decirle que tanto mi padre como yo admiramos su trabajo tan… Limpio —su ronroneo trata de desencajarme un poco—. Aunque estamos vendiendo gran parte de nuestro negocio a los Ankarali como usted bien sabe, tenemos varios negocios pequeños que pueden ser rescatables.

—¡Qué bueno!, la verdad me alegra. Más que todo por el Señor Lerman a quien tanto respeto —digo con sinceridad.

—Lo sé… Y él lo sabe también. Por ello estoy aquí.

¡Válgame Dios!

—Hay algo que no entiendo —corto—. Y perdone que le hable de esta forma ¿Está reivindicándose?

Su rostro se vuelve duro. Y su expresión se vuelve fría.

—Aunque no le debo explicaciones a nadie, con todo respeto, hay mucha información que se ha tergiversado. Pero, si me permite yo puedo aclarar muchas cosas… Con el tiempo.

¿Con el tiempo?

—No se ha qué se refiere —declaro con ímpetu y a la expectativa.

Él hace un gesto de duda abre la boca para hablar, pero se retracta.

—Quiero ir al grano del asunto —expulsa por fin—. Con respecto a la propuesta. No estoy diciendo que renuncie al emporio Ankarali, sería una estupidez, ambos sabemos que es una empresa multimillonaria con cualquier tipo de oportunidad. Solo quiero que usted pudiera trabajar con nosotros también, de algún modo, el pago y el tiempo sería acordado, lo único que queremos es gente que sea de confiar.

—Pero ustedes no me conocen —digo porque es cierto.

—Una de las informaciones que usted no sabe, es que un inversionista junto con el director jefe, nos estafó por mucho tiempo —recalca con un tono reprobatorio—. Mi padre confía en usted, por ende, yo también lo hago —su mirada me atraviesa de una forma casi suplicante y algo dentro de mí se remueve.

Mis sentidos se agudizan profundamente y literalmente siento como si escuchara en coro a un montón de gente en el recuerdo:

—¡Ladrones! Nos dejaron en la calle, paguen por los que nos hicieron… Ladrones…

—No linda no los escuches, no veas…—dice mi madre con un rostro desencajado.

—¿Hasta cuándo tendremos que soportar esta mierda?

—¡Joshua por favor! No agraves más la situación, camina rápido…

—¿Samantha, se encuentra bien? —me remueve de un brazo el hombre que hace minutos divisaba y que de un momento a otro deje de ver.

Las náuseas se apoderan de mí, es otro vil ataque del que ya me estoy acostumbrando.

—L-lo siento… Me fui a otra parte —nunca podré despegarme de esta pesadilla, ni de estos pensamientos, ni de estos recuerdos. Siguen aquí calados en mí—. Colin… Yo… Yo debo irme.

—Claro. Por favor, considere mi propuesta.

—Lo haré —digo levantándome, tomo mi bolso y salgo con paso apresurado.

Mi cabeza comienza a dolerme más de lo normal necesito llegar a casa, necesito un baño de agua helada, y quisiera con ello poder borrar de mi memoria varios episodios que simplemente no se van.

***

—Ha sido una semana larga es todo —respondo en dirección a Anne, que desde hace media hora tiene una retahíla hacia mí.

—No deberías sacrificarte de esa manera, no así. Cuando te enfermes, imagino que el pinche Ankarali vendrá a cuidarte —lanza de manera eufórica. Y entiendo su punto. Mi cara está terrible, peor de lo que puedo citar, y la verdad es que esta semana no solo el trabajo y la universidad me comenzaron a desgastar.

Fue un martirio de pensamientos que iban y venían. Imágenes, recuerdos e incluso podría visionar lo que me esperaba esta semana que entra.

Mañana mismo estaré en un vuelo con Ángelo. Un vuelo donde quedaré a expensas de un hombre que jamás imaginé me pondría como carnada para poder obtener la victoria llamada Isabella.

Eso en sí, es lo que más trabajo me ha costado estos largos días.

—Te agradezco muchísimo que te preocupes por mí ¡No sabes cuánto te quiero! —me levanto de pura osadía y apretó su cuerpo fingiendo un abrazo.

Ella me devuelve el gesto sin dudar y me da una palmada en el trasero

—¡En serio, Sam!, las cosas que te digo no son por mal, ¡estás acabándote!, debes descansar, debes tomar un tiempo para ti. ¡Lo mereces!

Me despego de ella y voy hacia la cocina a buscar otra taza de café recargado. Lo necesito. Urgente.

—Lo sé —Añado—. Luego de que pase este mes estaré libre ¿Puedes creerlo? ¡Estamos llegando a la etapa final! ¡Nos graduaremos y juntas!

Casi puedo gritar de la emoción. Anne por fin lanza una sonrisa y la veo aplaudir del puro éxtasis que le provoca lo enunciado.

En cuatro semanas estaré dando por concluida la parte académica. Siempre demoran un poco más en dar el acto, ya que comienzan los trámites del papeleo y el tema de la recepción. Pero eso es solo el término de lo que ya por ende veo logrado.

Una sonrisa triste es dibujada en mi rostro, porque me hubiese gustado que mamá estuviera en estos momentos. Lo más cruel de todo es que no logro poder imaginar que palabras tendría para mí.

—No pongas esa cara, tonta, los recuerdos tristes solo quedan en el pasado. Tu madre estaría muy orgullosa ahora —dice Anne sonriendo. —Y Joshua también lo está ¿Crees que vendrá? —pregunta interesada en mi respuesta.

—No lo sé… Hace un par de meses que no sé de él —y es cierto no he sabido de él. Y eso me preocupa un poco. Él, aparte de Anne es todo lo que tengo. Todo lo que me queda.

—OK… Ok, no te vayas a desinflar de nuevo —dice y hace una mueca estirando su boca con los dedos de lado y lado, sacando variar risas de mi parte. —Después de nuestra graduación nos inundaremos en alcohol hasta perder la conciencia, iremos a la playa y tendremos unas vacaciones inolvidables.

—¡Eso suena muy bien! Excepto la parte en la que consumimos alcohol.

—Eres una aburrida. ¡Así que quedas castigada! Duerme todo lo que puedas muñeca, que yo iré a bailar esta noche —su cuerpo comienza a danzar de manera alocada frente a mí y yo vuelvo a soltar otra carcajada.

—Ten mucho cuidado, despiértame en cuanto llegues —le pido.

—No, no lo haré… Preocúpate por descansar. Te amo… —y de esta forma sale de mi vista dispuesta a arreglarse para su noche…

Report
Share
Comments
|
Setting
Background
Font
18
Nunito
Merriweather
Libre Baskerville
Gentium Book Basic
Roboto
Rubik
Nunito
Page with
1000
Line-Height