C54 No hay lugar como el hogar.
Me siento entumecido.
Estoy rodeada de silencio y el dolor del parto parece haberse desvanecido.
Suspiro aliviada.
Mi pobre cuerpo ha pasado por un infierno, y por fin ha terminado.
Levanto la cabeza y abro los ojos para descubrir que estoy solo en la oscuridad, con un brillante haz de luz que brilla a unos metros delante de mí