La esposa secreta del CEOlg...
En la habitación principal, el vestido yacía descuidadamente esparcido sobre el suelo. Su velo rojo reposaba justo frente a la puerta, cerca de su falda lahenga roja de diseñador y el crop top, al lado de la cama. El sherwani y el pijama de él se encontraban en el otro extremo. La cama chocaba contra la pared con la intensidad de sus embestidas, mientras el aroma de las velas aromáticas impregnaba el aire y los pétalos de rosa adornaban la cama y el suelo.
Él se desplomó exhausto al alcanzar el clímax del placer. Se retiró y se tumbó a su lado, mirando fijamente al techo donde se reflejaban ambos en el gran espejo instalado allí.
Ella contemplaba su rostro irresistiblemente atractivo, con algunos mechones de cabello acariciando su frente y la piel junto a su ceja derecha. Las marcas de sus uñas eran claramente visibles en su cuello, y la mordida en su hombro... Ay, lo había mordido en medio de la pasión, un dolor que se entremezclaba con el placer.
Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras levantaba la mano para retirarle el cabello de la frente, pero él se apartó bruscamente, haciéndola sobresaltarse.
"Vístete y sal de mi habitación", dijo él con una voz gélida que le recorrió la espina dorsal. "¿Qué?" balbuceó ella, mientras él se levantaba para ponerse sus boxers y el pijama, y ella se sentaba, aferrándose al edredón contra su pecho.
"Vístete y sal de mi habitación, señora. Quiero dormir", insistió él, elevando la voz, lo que la aterró. Todo en su actitud era amenazante. No había sido así antes de casarse. ¿Qué le había sucedido de repente?
"Adhyansh, nosotros solo... aahhh..." Su voz se quebró abruptamente al sentir un dolor agudo cuando él le apretó la mandíbula con fuerza. "¿Qué 'nosotros', eh? ¿Solo sexo? ¿Qué tiene eso de nuevo? Deja de actuar como si te hubiera violado", la empujó y más lágrimas rodaron por sus mejillas.
"¡Vístete de una maldita vez, Adwitiya, o te echaré de mi habitación tal como estás!" Ella se asustó aún más y se levantó rápidamente de la cama, con un poco de torpeza, ignorando el dolor en su zona baja, y se puso la falda y el top. Justo entonces, oyeron un golpe en la puerta...
Él sonrió con malicia y fue a abrir. "¿Ya terminaron?", preguntó la mujer de unos veintitantos años al entrar.
"¿Quién... quién es ella?" preguntó ella mientras él atraía a la recién llegada hacia sí.
"Mi esposa", respondió él, y ella sintió como si le hubieran vertido ácido encima.
"¿Qué estás diciendo?" Ella levantó la mano para abofetearlo, pero él fue lo suficientemente rápido para atraparla, torciéndola detrás de su espalda y provocándole un grito de dolor.lg...
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Romance