Ella había soñado con casarse y tener hijos, vivir al lado de ese hombre ella creía era el amor de su vida, pero la vida no siempre es como la queremos. Logró tener una hija del hombre que decía amarla, pero nunca se casó y él simplemente después la abandonó. Montserrat se había acostumbrado a vivir sólo con su pequeña y con aquel anhelo de su final feliz. Gabriel Valencia, un hombre millonario, guapo, creído y mujeriego, un hombre que se había enamorado y entregado su corazón, pero lo hizo solo una vez, porque se lo rompieron y juró nunca más volver a entregárselo a nadie. Pero un día todo su mundo cambia, cuando el camino de Gabriel y Montserrat se cruzan de una manera muy particular, y no solo una vez, sino varias veces, hasta que el interés de él por ella empieza a crecer sin control, queriendo saber todo de ella y más el saber que oculta. Montserrat sabe que Gabriel es un tipo arrogante y engreído, pero no piensa seguir el juego tonto que el se trae, porque sencillamente ya conoce a los hombres como él que solo le gusta jugar con las mujeres. Pero aún así el destino se empeñara en juntarlos aunque ninguno quiera.