Besaste mi alma

Atravesaba la jungla oscura con rapidez, echando miradas hacia atrás para cerciorarse de que nadie la seguía, cuando de repente algo grande saltó por encima de ella. Se detuvo en seco, respirando profundamente para serenar el frenético palpitar de su corazón tras la carrera.
El lobo marrón, con el rostro manchado de sangre y una oreja rasgada, la miró fijamente y emitió un gruñido antes de girar sobre sí mismo y adentrarse aún más en la espesura del bosque, desapareciendo de su vista. Ella exhaló un suspiro de alivio, creyendo que el animal salvaje se había ido, probablemente asustado por ella, pero entonces un gruñido grave resonó a sus espaldas. Sobresaltada, se giró con lentitud para encontrarse con la mirada de un lobo que era el doble de grande que el anterior, clavada en ella.